Nuevo triunvirato dialoguista en la CGT

La Confederación General del Trabajo renovó sus autoridades en un contexto de tensiones internas y desafíos externos, marcado por la necesidad de negociar con el gobierno de Javier Milei los alcances de una reforma laboral. Sin una figura capaz de actuar como síntesis entre los distintos sectores del movimiento obrero, volvió a imponerse la solución de una conducción tripartita, una salida que la central ya había utilizado en 2004, 2016 y 2021. El nuevo triunvirato quedó conformado por Jorge Sola (Seguro), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros), tres dirigentes con raíces en el moyanismo, pero con diferentes alianzas internas y trayectorias. La votación, realizada en el estadio de Obras Sanitarias, contó con la participación de 145 gremios y 1830 congresales.
En diálogo con FRECUENCIA ZERO, Jorge Duarte, periodista especializado en temas gremiales, advirtió que el nuevo esquema responde a la imposibilidad de construir un liderazgo único capaz de conciliar a todas las corrientes internas. Señaló que la conducción tendrá un perfil “dialoguista”, dado que la discusión por la reforma laboral ya está instalada y deberá darse con gobernadores y el Ejecutivo nacional. Según explicó, la elección de tres secretarios generales demuestra tanto la heterogeneidad de la central como la necesidad de mostrar cierta renovación generacional, con dirigentes menos visibles, pero con capacidad de negociación.
El periodista también analizó el rol de Luis Barrionuevo y las tensiones que derivaron en la salida de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el único sindicato que decidió retirarse orgánicamente de la conducción. Recordó que la UTA mantiene un conflicto abierto con Cristian Jerónimo desde una interna gremial anterior y que, ante la imposibilidad de bloquear su ingreso al triunvirato, resolvió apartarse. La ausencia de la UTA debilita a la CGT, especialmente de cara a la posibilidad de medidas de fuerza, dado que el transporte es clave para garantizar impacto y visibilidad.
En relación con la gestión anterior, Duarte sostuvo que la conducción saliente terminó “desgastada” y con fuertes dificultades para tomar decisiones en común, lo que quedó evidenciado en la imposibilidad de sostener medidas de fuerza coordinadas. De ahora en más, el principal desafío será definir qué postura adoptará la central frente a la reforma laboral: mientras algunos sectores buscan resistir, otros apuestan a negociar cambios dentro del marco de las convenciones colectivas. La CGT encara una etapa en la que dialogar no será solo una opción política, sino una necesidad para preservar su peso en un mundo del trabajo que ya no se parece al de décadas pasadas.



