Duro informe sobre el estado de los sumideros
De acuerdo al documento elaborado desde el organismo de control, los sumideros existentes en la Ciudad no trabajan como deben por la falta de responsabilidad de la Dirección General Red Pluvial, que debe encargarse del correcto funcionamiento de los mismos y de las empresas contratistas. Entre las fallas, destacan la carencia de planos de los recorridos, el mal estado de los suministros y la falta de control interno de la empresa.
Por Jimena Alcaraz
La Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires, que preside Sandra Bergenfeld, elaboró un informe sobre la situación actual de los sumideros en Capital Federal. En líneas generales, el informe dice que la Dirección General Red Pluvial (DGRPLU) no ha cumplido eficazmente con varias de sus responsabilidades primarias ni ha podido hacer que las empresas contratistas mantengan a los sumideros, cámaras, bocas de inspección y nexos en buen estado operativo y sin residuos, escombros o materiales sobrantes de las obras realizadas, como lo exige el contrato. El período examinado por el organismo fue durante 2008.
Tal como se describe en el informe, los sumideros son estructuras que conectan el drenaje superficial con la red de alcantarillado principal o secundaria, cuya finalidad es la captación de aguas de lluvia de las vías públicas. De acuerdo a ello, la DGRPLU es responsable del mantenimiento integral de la red pluvial de la Ciudad. Se encuentran bajo su órbita las tareas de limpieza y desobstrucción de los sumideros y desagües de la red.
La Red Pluvial de la Ciudad de Buenos Aires es un complejo entramado que cuenta con 27.534 sumideros, a diciembre de 2008, y casi 1200 kilómetros de conductos distribuidos por toda la Ciudad, así como estaciones de bombeo y lagos reguladores.
L Dirección General Red Pluvial no posee estructura orgánico funcional aprobada de manera formal, pero informalmente se ha organizado en cuatro áreas: Administrativa-legal, Técnica (Inspección), Operativa y Reclamos.
En el primer punto analizado desde la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, se muestran las falencias en el estudio previo que evalúa y fundamenta la necesidad técnica del sistema a contratar, por parte de la DGRPLU; la falta de análisis comparativo de ofertas; el desfasaje temporario en la consignación de las fechas de la orden de compra y del parte de recepción del primer informe de avance.
Por otra parte, la falta de intimación de la DGRPLU, ante el incumplimiento de los plazos del contrato por la contratista, la ausencia de metas físicas, para la Obra 54, y el incumplimiento a la ejecución presupuestaria.
En cuanto al análisis del proceso de verificación y control de los trabajos realizados para el mantenimiento de sumideros, se decretó desde la Auditoría la carencia de planos de catastro para el verificadores al realizar los recorridos, la falta de información para realizar la verificación de trabajos de mantenimiento efectuados en los sumideros del recorrido, y el incumplimiento en la presentación, tiempo y forma de los informes de trabajos realizados.
Además, se encontraron muchos sumideros en mal estado de mantenimiento y con otras deficiencias, ya que gran parte de ellos no poseían el número de identificación exigido por pliegos, los sistemas de información geográfica que contienen el catastro de los sumideros, no se encuentran plenamente funcionales, homogéneos ni accesibles a 5 años del inicio del contrato y la falta de constancia en las inspecciones de las zonas de manera diaria.
Asimismo, se destaca que la Estructura Orgánico Funcional de la DGRPL tiene un alto grado de rotación de la cabeza jerárquica; la falta de control interno no está refrendada según normativa aplicable; las áreas con personal no tienen designación formal, ni área contable.
Finalmente, se hace referencia a la carencia de comunicación y coordinación entre reparticiones del Gobierno de la Ciudad en lo referente a trabajos con sumideros, la ineficaz capacitación por parte de la DGRPLU al personal de su dependencia, las insuficientes potestades del poder de policía, y la falta de exigencia, respecto la homogeneidad de la información catastral de sumideros elaborada por las contratistas.
Todos estos factores suman a que la Ciudad, ante cada lluvia o tormenta de magnitud, se inunde.