ARGENTINO CURA LA CEGUERA A 120 MIL NIÑOS

Curó la ceguera a 120 mil niños y enseñó a usar jabón
nota publicada en Perfil.com

Goldschmidt le muestra a un grupo de chicos un video de ellos mismos antes de la educación para su higiene. | Foto: Gentileza Pablo Goldschmidt

El investigador argentino Pablo Goldschmidt, que vive en París, acaba de volver de Camerún, donde se comprobó la efectividad de su tratamiento.

El virólogo argentino Pablo Goldschmidt radicado en París está convencido de que las investigaciones y el trabajo de campo que realiza desde hace más de un lustro en Africa debe cambiar el modo en que se ayuda a las personas más desvalidas del planeta. Y ahora tiene más herramientas para argumentar: por primera vez, se comprobó que el método que usa para curar y prevenir la ceguera en el corazón del Africa más pobre es totalmente eficaz.

“Los médicos auditores que examinaron en enero de 2010 las poblaciones tratadas en 2008 y 2009 concluyeron que las cifras de prevalencia indican que se eliminó el riesgo de ceguera”, señaló. El mismo vio que gracias a este trabajo, unas 120 mil personas ya no serán ciegas. Goldschmidt regresó a su hogar esta semana, luego de otro viaje a la zona de Kolofata, Camerún (en una triple frontera con Nigeria y el Chad), adonde fue a ver cómo seguían sus pacientes.

“No existen antecedentes que muestren que un tratamiento local (con gotitas) pueda eliminar el riesgo de transmisión de la ceguera en personas que viven en la miseria extrema, sin pozos de agua, sin cloacas, sin electricidad, sin rutas y con menos de US$ 1 de ingreso familiar por día”, dijo en diálogo con PERFIL, desde Francia. Los resultados serán pronto publicados en el British Journal of Ophthalmology.

Antes se habían probado otros métodos para eliminar el tracoma, enfermedad que lleva a la ceguera y que es provocada por la falta de higiene (las moscas ponen sus huevos en los lagrimales de los niños) y afecta a 80 millones de personas. Uno de ellos consistía en una pomada, muy eficaz en el laboratorio, pero impracticable en el desierto de viento y arena. Además, como también servía para combatir la gonorrea, era material muy apto para el pillaje y pocas veces terminaba en los ojos de los niños, que sumarían así ceguera a la indigencia.

TERAPIA EFICAZ CONTRA EL TRACOMA

Arriba, nena sin tratar y ya curadas

“Probamos que con sólo dos tratamientos –uno que realizamos en 2008 y otro en 2009– fue posible eliminar la enfermedad sin administrar comprimidos y sólo con gotas estables al calor; es decir, sin utilizar la vía general impregnando masivamente los intestinos de la población y el medio ambiente con altas concentraciones de antibióticos. Pero sobre todo, con un costo por cada tratamiento inferior a US$ 1”, agregó, no con entusiasmo porque lo que vio desgarra el alma, pero sí con el placer del trabajo hecho.

Barato. La diferencia, recalcó Goldschmidt, es que no sólo hace falta un tratamiento adecuado, sino también una buena dosis del empeño en el trabajo. Lo que implica una crítica al modo en que se desempeñan ciertos grupos que trabajan para las Naciones Unidas. “No se puede dejar los comprimidos, saludar y seguir hasta la aldea siguiente. De ese modo, no bajan las tasas de enfermos”, explicó.

El problema es más profundo en el contexto de grupos de personas que desconocen el jabón, no tienen sistema de cloacas ni de agua potable y usan las mismas corrientes de agua que los animales. Por eso, el argentino y su grupo de colaboradores franceses se dedican a detectar qué personas no son analfabetas –en poblaciones donde lo es más del 90%– y enseñarles los rudimentos de la higiene para que funcionen como agentes de salud locales. Algo que requiere un mecanismo fino de selección: se necesita gente que se encargue de poner las gotitas y que no las venda.

“No son pobres, se trata de la miseria más absoluta: con US$ 25 por mes vive un marido con sus cuatro o cinco esposas y, quizás, quince o veinte hijos. Y las mujeres son como animales de carga: son ellas las que van a buscar el agua a veces, a kilómetros y kilómetros de marcha mientras los hombres se quedan a la sombra descansando. Hace falta una revolución cultural, que los chicos ayuden a buscar agua y que se hagan pozos. Y que conozcan la solidaridad, que parece que no es innata en el ser humano, sino que se construye”, señaló.

El trabajo de Goldschmidt no termina ahí, sino que va por más. Según sus cálculos, hay otros dos millones de personas que tratar, pero para eso hay que convencer a distintas fundaciones que ponen dinero para fines humanitarios. La prueba de que el tratamiento funciona es un gran paso adelante. “Con poca plata podemos evitar 7,5 millones de nuevos ciegos. Ahora no hay más excusas”, concluyó.

“En Haití sobra el marketing.”

Preocupado por la situación sanitaria argentina también, del otro lado de la línea telefónica, Pablo Goldschmidt pregunta si ya circula el dengue en Buenos Aires. Y aconsejó que a falta de repelente no es mala idea usar ropas largas (y blancas si hace calor) y rociarse con desodorante: “Cualquiera, el más barato sirve para ahuyentar al mosquito durante 12 horas. El repelente dura seis ”.

—¿No le dieron ganas de ir a ayudar también a Haití?
—No se puede ir a Haití, hay muchísima gente allá. Ya es como Darfur (en Sudán). Donde vamos nosotros no va nadie, estamos solos. Hay eventos mediáticos, con mucho marketing. Aunque es cierto que hay lugares a los que directamente no se puede ir, como Guinea: ahí te matan a tiros.
—¿Y Nigeria?
—Es uno de los países más ricos del mundo por el petróleo que tiene, pero la gente vive en la miseria más extrema que hoy muestra la humanidad. Nigeria, donde volvió la polio debido a que el integrismo religioso no deja vacunar, es más peligroso que Afganistán. Vas al aeropuerto y no es que tu vuelo puede estar retrasado, sino que te puede pasar que la aerolínea en la que sacaste el pasaje directamente no existe.
El dinero que circula es falso. Nosotros tuvimos que cruzar la frontera de madrugada porque a partir de las 10 de la mañana, a la hora que se despiertan los secuestradores, comienzan los raptos. Son, digamos, complicaciones extra sanitarias.

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