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¿Tomar escuelas o mostrar la disolución de la escuela pública?
por Darío Balvidares*
Los comunicadores de la corporación, los especialistas de las fundaciones privadas y los gestionadores.
La producción del panic attack mediático
La pedagogía de la catástrofe ya es un clásico de algunos medios para la presentación de los acontecimientos. Parece ser que cada vez que el espacio público es utilizado para la expresión, esto incomoda no sólo al gobierno de turno, sino también a un gran espectro (disculpen la palabra pero como hablo del miedo…) de la comunicación (¿corporación?) mediática.
El espacio público del que hablan algunos políticos, comunicadores y ¿pedagogos? de centros de investigación privados pagados por fundaciones bancarias privadas u ONGs. subvencionadas por organizaciones corporativas internacionales es sólo en términos de circulación (¡circule… circule…!) pero no de expresión.
La expresión de acuerdo con esta quietista mirada de la circulación (valga el oxímoron) se la reservan para la esfera que los ocupa, es decir que pertenecer a un gobierno, a un medio (corporativo) o a fundaciones bancarias o corporativas otorga el derecho a la expresión.
Ahora bien, cuando alguna de esas mismas corporaciones alientan, desde una supuesta red social virtual, a salir a expresarse en defensa de intereses privados, llámese campo o medios (para hacer una apretada síntesis), allí todo es “¡cooorrecto!”; pero cuando amplios sectores de la población se expresan cunde el pánico gubernamental, comunicacional y por supuesto, pedagógico.
Un simple recorrido por los canales de noticias como el noticiero del lunes 30 de agosto de C5N alrededor de las 9,30 horas entrevistando a Gustavo Iaies, director de la Fundación Centro de Estudios en Políticas Públicas y master en educación de la Universidad de San Andrés y que fuera secretario de educación básica en el Ministerio de Educación entre 1999 y 2001. (de acuerdo con lo que dice su página web), basta para mostrar como se sustentan las estéticas políticas y la pedagogía de los 90 propuestas desde los organismos internacionales; dicho sea de paso que entre otros convenios que tiene la fundación mencionada, uno es con el Banco Mundial y otro con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), actores privilegiados de la “transformación educativa” (debería decir del negocio educativo).
En la entrevista realizada por C5N, frente a los acontecimientos: estudiantes que se expresan desde las escuelas públicas por el deterioro y abandono edilicio, por la falta de presupuesto o ejecución del mismo para infraestructura, por las becas estudiantiles abonadas en tiempo y forma, por la vianda; el director de la fundación reclama el reconocimiento de la autoridad, entre otras cosas.
Este es uno de los signos más interesantes que aparece en crisis: el concepto de autoridad; pensado desde la ¿posesión? de un cargo, por demás efímero, burocrático, muchas veces insignificante; frente a esto, por supuesto aparece la potencia de las voces que reclaman en el espacio público; en este caso los estudiantes secundarios.
El discurso de los medios, que se reconocen así mismos como autorizados, es decir con autoridad, demoniza a los estudiantes en su accionar: “tomaron la escuela”; “no hay clases”; “impiden el derecho a estudiar”… se presentan los hechos como una gran catástrofe.
Incluso y como párrafo aparte, la actitud de una de las integrantes del programa Mañaneras que emite América, la que fuera movilera de radio Mitre, no solo desmerece y condena la acción de los estudiantes sino, que por supuesto y de acuerdo con la formación mediática recibida, pone por encima de la problemática real: el abandono escolar, las supuestas inconductas personales: “estaban tomando alcohol en la puerta” como si una acción individual, suponiendo que se haya producido, fuera el objetivo de la denuncia pública del estado de las escuelas.
Es curioso, esas mismas corporaciones son las que reavivan en clave de escándalo lo que es, o debería ser el eje de la democracia: la expresión. Porque es la forma de participación, hablo de la expresión pública, colectiva, como en este caso.
Lamentablemente, estas corporaciones mediáticas han naturalizado el reclamo privado, elitista como público y por supuesto ordenado.
El negocio educativo
Las políticas de educación basadas en los fundamentos de los organismos internacionales abrieron las puertas al negocio educativo, fundaciones privadas que irrumpen en el espacio público para satisfacer sus intereses monetarios e imponer sus modelos ideológicos en el sistema educativo.
A casi 20 años de la llamada transformación educativa lo que se logró con mayor eficacia es la fragmentación del sistema: tendencia al achique de la educación pública y mayor proliferación y subvención de centros privados. Las fundaciones funcionan como las consultoras económicas, diseñando, monitoreando las políticas y el financiamiento del sistema. A partir de sus informes se deciden los montos de inversión y las focalizaciones crediticias.
Siguen insistiendo y utilizando como argumentos los modelos chileno y mexicano; en el primer caso la educación está absolutamente tercerizada y el segundo está en vías de terminar los procesos de tercerización, los que más han fragmentado la educación, desbaratando, incluso, las conquistas de los trabajadores; promocionando la mayor precarización.
Salvo que las protestas de los docentes y los estudiantes en los dos países mencionados sean el resultado de tomar alcohol en la puerta de las escuelas y que, además, practiquen el masoquismo, de manera que sientan el gusto de ser reprimidos.
A los decididores: entre la pedagogía y el manual (no el de procedimientos): volvamos al concepto de autoridad
Cuando el director de la fundación citada en párrafos anteriores, pone, en el reportaje que le hicieran en C5N el acento en que se pierde el respeto a la autoridad, toma una posición donde parece que el que tiene el cargo es el que tiene la autoridad.
(Por una cuestión de economía del artículo no vamos a analizar las opiniones de la pareja periodística que le hacía la entrevista, solo que estaba más o menos en consonancia con las de la ex movilera de radio Mitre del programa Mañaneras)
El principio más elemental de la democracia, el escrito en los libros escolares, es el que dice que la autoridad es del pueblo; que autoriza a alguien a representarlo.
Sinceramente, no me parece que la población de la Ciudad autónoma de Buenos Aires hayamos autorizado a que algunos de los representantes o el ejecutivo disuelvan la educación pública.
Puede ser que no hayamos entendido sus propuestas en épocas electorales o no las comunicaron con la transparencia suficiente como para que las entendamos; o como más claro queda solo con mirar los presupuestos destinados a las políticas educativas, exiguos y subejecutados, que no nos hayan comunicado el verdadero objetivo de la gestión educativa.
¿Y la política? Say no more
Pensar que el ejercicio de una pedagogía crítica incluye reflexionar sobre las acciones que se producen en el sistema educativo; que estudiantes de más de 20 escuelas de la Ciudad autónoma de Buenos Aires se pronuncien públicamente desde la escuela pública (que no significa del gobierno de turno, sea cual fuere) es un dato más que importante para hacer análisis sobre la realidad educativa que diseñan estas políticas o estas gestiones.
Si dichas políticas de gestión, en rigor de verdad no sólo de esta administración (aunque es la que terminó contribuyendo por sus principios PRO), abonaron un abandono sistemático de la infraestructura edilicia, del vergonzoso sistema de becas en el que los alumnos tienen que presentar poco menos que una declaración jurada de pobreza, que incluso para la vianda hay que llenar papeles; si, entonces, no pueden ver que sí está cuestionado el principio de autoridad, que defienden los defensores de lo privado hablando de lo público o lo que es peor gestionándolo, que se ejerce en relación con la obediencia, pues, entonces, es no haberse dado cuenta los sostenedores de estos discursos y acciones políticas represivas, que el mundo cambió, como tanto les gusta repetir para hablar de las nuevas tecnologías, de los procesos de modernización del estado, etc. etc… para justificar la precarización y flexibilización laboral y el fin de los activos públicos.
El actual ministro de educación de la ciudad, el licenciado en sistemas Esteban Bullrich, durante su mandato como diputado nacional escribe un proyecto de ley de educación (5557-D-2006) en el que en su artículo 48 (un buen número para lo que nos toca como docentes) propone un salario docente compuesto de una suma no menor a un sueldo mínimo más incentivos por performance.
Un proyecto de ley, también es una mirada política de cómo ver aquello que reglamenta el propio proyecto, es decir, si el proyecto del ministro hace una lectura en la que al trabajador docente le propone un salario, podríamos decir, minimamente precario; entonces, ¿qué lugar, en el imaginario político del ministro, ocupa la educación?
Pero el ministro se define como miembro del grupo Sophia, al que también pertenece, o por lo menos dirigió, el actual jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, entonces es lógico que haga esas propuestas.
El grupo Sophia, que tenía un proyecto de autonomía financiera de la educación primaria en los ’90 en el que establecía ranking de escuelas y la competencia entre públicas y privadas, el trabajo por incentivos, etc. estaba financiado por la Fundación Banco de Boston.
Otra vez los intereses privados pretendiendo regular, administrar, subsumir el espacio público.
Las acciones de los estudiantes son la muestra más acabada de los efectos de las políticas en educación, son la consecuencia de la sordera epistemológica de los que, eventualmente, administran el espacio público y hacen discursos sobre la gestión.
Una reflexión final
Las escuelas públicas se abandonan, los docentes lo reclamamos y los alumnos lo manifiestan con el derecho a peticionar. Frente a esto los comunicadores de la corporación mediática piden sanciones, el ministerio pretende listas con los nombres de los que hacen la protestas y algunos master en educación, agrupados en fundaciones conveniadas con el Banco Mundial hablan de su principio de autoridad.
Tal vez, el eterno José Saramago tenga nuevos personajes para una segunda parte de Ensayo sobre la ceguera.
*Darío Balvidares es Profesor y Licenciado en Letras (egresado de UBA). Docente de Educación Media CaBA Como Investigador publicó el ensayo “La novela educativa o el relato de la alienación” (2005) con prólogo de Osvaldo Bayer y decenas de artículos desde 1996.
Dio charlas y seminarios sobre Educación en el marco de los debates en Capital Federal, provincia de Buenos Aires y Neuquén (Capital, Cutral – Có y San Martín de los Andes).
Participó con la ponencia La Educación en la dimensión de lo público: del gobierno y la organización del sistema en el Foro Mundial de Educación realizado en Buenos Aires en Mayo 2006.
En el marco del Seminario de Educación realizado en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) el 17 de febrero de 2007 participó con la ponencia La educación en la dimensión de lo público: la búsqueda de una pedagogía social.
En 2008 publicó en ARGENPRESS (versión electrónica) revista Mate amargo (versión papel) el trabajo: ¿Universidad Pública o alimento transgénico de la corporación? donde se muestra cómo las políticas del mercado actúan para poner a las universidades como subsidiarias de las corporaciones.
En 2009 dictó junto a la Profesora Laura Marrone el seminario con puntaje para docentes en el marco de los cursos propuestos por Ademys (Asociación Docente): Bicentenario, la educación en 200 años.
En agosto 2010 participó como expositor en el panel “La política educativa del Bicentenario: política de los documentos” en Paraná, Entre Ríos; organizado por la Asociación Gremial AGMER.
Productor periodístico y columnista de “La Deuda Eterna ” (FM Flores 90.7 www.radiofmflores.net y www.ladeudaeterna.es.tl)