Una buena parte de la presente edición, esta dedicada al delicado tema de las condiciones laborales reinantes que, asiduamente, padecen los trabajadores.
Trabajo esclavo, precarización laboral, fraude laboral, explotación laboral, burocracia sindical, tercerización, falsas cooperativas de trabajo, trabajadores en negro, empleos informales, trabajadores contratados, eventuales, golondrinas, etc, son algunas expresiones que denigran las relaciones laborales.
Lamentablemente se dan en numerosos campos, talleres textiles clandestinos, explotaciones agrícolas, sectores pesqueros, explotaciones forestales, en el ámbito del transporte ferroviario y hasta en el mismísimo Estado, por citar algunos
Un común denominador se observa en todos estos atropellos, la falta de controles eficientes por incapacidades propias o por corrupciones generalizadas que solo saltan a la luz, cuando un hecho trágico desenmaraña el entramado de negociados.
Por supuesto que estos acontecimientos, salpican al movimiento cooperativo y, – en particular, al cooperativismo de trabajo. Sería interesante realizar un mea culpa de los errores por acción u omisión.
Hemos sido incapaces de desterrar estas anomalías, colaborando con retrasar leyes específicas –aun entendiendo que otros sectores nos lo impiden – que hubieren mejorado la realidad o simplemente avalando con nuestro silencio formas de trabajo indignas.
El cooperativismo de trabajo, en general, tradicional o histórico, producto de empresas recuperadas o las nuevas formas asociativas fomentadas por el Estado – mal que nos pese y lo expreso con dolor – rozan la informalidad y convive con el enemigo adentro.
Lamentablemente se dan en numerosos campos, talleres textiles clandestinos, explotaciones agrícolas, sectores pesqueros, explotaciones forestales, en el ámbito del transporte ferroviario y hasta en el mismísimo Estado, por citar algunos
Un común denominador se observa en todos estos atropellos, la falta de controles eficientes por incapacidades propias o por corrupciones generalizadas que solo saltan a la luz, cuando un hecho trágico desenmaraña el entramado de negociados.
Por supuesto que estos acontecimientos, salpican al movimiento cooperativo y, – en particular, al cooperativismo de trabajo. Sería interesante realizar un mea culpa de los errores por acción u omisión.
Hemos sido incapaces de desterrar estas anomalías, colaborando con retrasar leyes específicas –aun entendiendo que otros sectores nos lo impiden – que hubieren mejorado la realidad o simplemente avalando con nuestro silencio formas de trabajo indignas.
El cooperativismo de trabajo, en general, tradicional o histórico, producto de empresas recuperadas o las nuevas formas asociativas fomentadas por el Estado – mal que nos pese y lo expreso con dolor – rozan la informalidad y convive con el enemigo adentro.
Cdor. Javier Garbarini
Director de Lazos Cooperativos
Director de Lazos Cooperativos