EL POZO NEGRO

Desde nuestras páginas reflejamos todo el tiempo situaciones que vivimos todos, pero con disímiles finales. En esta edición verán como un grupo de vecinos insistió en sus reclamos con EDESUR y consiguió un mínimo resarcimiento económico y una obra que –según la empresa-, nos beneficiará a todos.
En esta nota, verán como unos vecinos intentaron -sin éxito- evitar una futura tragedia y ser desoídos por el gobierno que ganó haciendo veredas. El final ya lo imaginan: abierto, negro y tenebroso como el pozo…
Foto: Patricio Carcani
Foto: Patricio Carcani
ABRIL 2010: un cordial operario de límpido mameluco, solicita a una familia permiso para “plantarles” un poste para el “cable” en la puerta de su casa. Esta buena gente aceptó (si no, el poste se lo iban a tener que meter… en otra vereda…)
La metodología de posteado de toda compañía es así: rompen la vereda y hacen un pozo, para luego ensartar los postes. Luego, la diosa fortuna intervendrá para que el poste caiga o no. Este método les evita gastar guita en otro que asegure la vida de la especie subhumana (nosotros)
Aquí la diosa fortuna juguetea con el desastre. La tensión de los cables descuajeringó la vereda y  aunque los zunchos que los sostienen aún no se soltaron, ya reventaron la baldosa… (pase y véalo antes que se hunda toda la manzana)
Al instante la familia Bruno decidió dar el alerta en prevención de una catástrofe. Allí comenzó su largo periplo en pos de una solución: compañías de cable, telefónica, Defensa Civil, el CGP, y, cuanta oficina del Gobierno de la Ciudad atendiese el teléfono, correo electrónico, etc., etc. ¿Y que consiguieron? Una costosa cuenta de teléfono –más internet-, una laringitis de tanto hablar y una tendinitis de tanto teclear en la PC. A la fecha nadie se hizo cargo. Eso sí; los votantes portadores sanos de Macri, justifican su gestión al grito de “a mí me arregló la vereda”…
Pero el pozo mutó. La baldosa está partida al medio y la tensión de los cables hace que “flote” unos 30 centímetros sobre el nivel del suelo. ¿Con ver la imagen hace falta más?
¿Cuánto falta para que el zuncho vuele y ponga la baldosa en órbita? ¿Cuánto para que los cables de acero partan un colectivo al medio de un latigazo y el poste le aterrice en el marote a algún casual transeúnte?
En la imagen, verán los restos de un rollo de cable de alguna compañía de cable o telefónica? No importa. Los vecinos refieren que permanentemente se suben a
efectuar “reparaciones”. Esta imagen es un testimonio
inapelable como ADN de la indolencia corporativa de los responsables públicos o privados: personas como usted o como yo a las que no les importa un catzo la vida del prójimo.
Foto: Patricio Carcani
Ahora… ¿Quién controla el posteado callejero? ¿Espacio público? ¿Santilli? ¿El mismo que debiese haber evitado la desaparición de la faz de la tierra de esos dinosaurios de la especie “contenedores de residuos” que haga que la comuna 8 luzca como la capital nacional de la mosca?
Esta película la vimos todos. Mañana cae el poste y hay un finado. Llegan los móviles de TV y empieza la sanata de los funcionarios macristas sacándose culpas cual piojos, y, florecen los pelandrunes opositores entonando la canción; “esta tragedia podría haberse evitado, que aparezcan los responsables, larilalalali…”
Sobre la misma vereda está el colegio Marista McNab Bernal. A diario y a toda hora van y vienen chicos y adultos. Ojo. Súmele la vibración del tránsito. Es cuestión de tiempo… Mientras tanto, las autoridades y los vecinos que eligen no participar, siguen haciéndose los boludos: de ellos será el reino de los cielos… o no…
A la familia Bruno gracias por no hundir la cabeza en el pozo como el avestruz.
Igual que a los vecinos que se movilizaron ante EDESUR como David ante Goliath…
Y gracias a Hugo Bentivenga y a Víctor Salvia, dos tipos que siempre le prestan la oreja a los vecinos (para después anoticiarme a mí…)

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