PERFUME DE GOL EN EL TEATRO DE LA UOCRA

RODOLFO Braceli es un notable a la enésima potencia. Es: poeta, ensayista, novelista, dramaturgo, cineasta, periodista, futbolero y buen tipo. El orden no importa.
En lo personal confieso que de su variopinta obra me han cautivado en demasía el imaginativo “Fuera de contexto”, el sinuoso “Padres nuestros que están en los cielos / Borges y Perón” y un terceto de ensayos inapelables como; “Don Borges, saque su cuchillo porque he venido a matarlo”, “De fútbol somos” y “Don San Martín, ¿a usted qué le parece?”. Pero esto habla claro de mis gustos personales.

En esta ocasión se trata de retratar el lindo rato en forma de lectura de los cuentos de su último libro: «Perfume de gol» de editorial Planeta. Sobre el escenario del sindicato de la UOCRA.

La escritura de Braceli es apta para todo público. No es de los autores a leer con un manual; para nada. Es tan sencillo como profundo y hechicero, y en ello reside la magia de unos pocos: en hacer fácil lo difícil. Como Diego, el Bocha, Messi y tantos más.
Los cuentos son desgranados uno tras otro por la potencia cautivante de la voz y la presencia de la genial actriz Marta Albanese, en tanto don Rodolfo, tras un escritorio, introduce a los presentes en la genética de cada cuento. Explica y se explica para nunca jamás redundar. Un lujete.Los cuentos son todos de fútbol y mujeres (una combinación tan letal como hipnótica, ¿no?.

Les recomendamos el libro y también la próxima lectura de las que ya les daremos puntual aviso.
«El fútbol es una patria más intensa que la patria misma, espeja nuestro exitismo y fracasismo, nuestra violencia, las supersticiones camufladas de religión, el racismo de cada día y tanto más. Esa patria, desde siempre, fue monopolizada por los hombres»
Aclaro: nunca presento como “escritor” a quién motiva una nota por la presentación de un libro, porque valoro la lógica definición de Juan Rulfo cuando todo interlocutor le refería el mencionado sustantivo: ¿escritor? -preguntaba el mexicano…-, sí, claro; cuando escribo… Rulfo despedazaba así la casta intención del otro, de convertir una pasión en un oficio más…

Y así debe ser para nuestro querido amigo Ángel Blasco. El hombre no es un novato, pero no dudo que en el casillero profesión no ha de poner escritor porque le restaría el valor agregado que tiene su obra que tanto agradecerá todo lector que se deje atrapar.

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