OJO CON EL PANGA

DE pescados, orines y mutaciones. ¿Sabemos lo que comemos? Recorriendo hoy las góndolas de la pescadería de Carrefour surge como la nueva vedete en ciernes, el para nosotros desconocido “Panga”, pero de total furor en las mesas de castigados euros del primer mundo.

Es tal el éxito que ha tenido este pescado en Europa (España es el segundo importador mundial desde Vietnam después de Rusia), que las importaciones han aumentado a un ritmo del 60% anual desde 2004.  Por el contrario, en los Estados Unidos, han prohibido su importación, debido a la presencia de sustancias contaminantes y la sospecha que podría contener antibióticos.

El panga es un pescado de río proveniente casi en exclusiva de granjas de cría en el río Mekong, en Vietnam y Camboya, hoy, el más vendido en las uropas por su bajo precio dado el descenso de capturas pesqueras, lo cual lo hace atractivo en esta crisis actual para los que no tienen un mango. Lo que si, por curiosidad no estaría nada mal enterarse de lo que hay detrás de este pescadito.

Cría y alimentación

El Panga no había podido ser criado en cautividad hasta hace poco por sus hábitos naturales cuando científicos descubrieron que inyectando a las hembras hormonas obtenidas a partir de orines deshidratados de mujer embarazada, a las pangas se les quitaban los reparos a la hora de efectuar cópulas productivas. Desde entonces, este pez se cría en el rio Mekong, en la mayor parte de los casos en barcos-casa-granja donde crece 4 veces más rápido que en la naturaleza.

Para conseguir un engorde de 4 a 5 veces más rápido que el obtenido naturalmente, se le da de comer una mezcla a partir de harina de pescado proveniente de Perú, soja (sin saber a ciencia cierta si es o no transgénica, aunque es probable), mandioca vietnamita y vitaminas.

Las cubas en las que se cría tienen una densidad de población increíble. Más que peces en el agua, hay que decir que se ve un poco de agua entre peces. No hay ninguna otra especie de pescado que soporte tal presión habitacional, lo que le hace ser muy rentable. Pueden vivir prácticamente apilados.

Condiciones de trabajo

La «pesca» está programada. Los pescadores –en realidad son “medio” buzos debido a que bucean agarrándose a un tubo de goma con la boca y sin ningún otro tipo de protección, en cubas de unos 7,5 m de profundidad-, se meten en las cubas y lo sacan en canastas a la superficie, donde otros se turnan para transportarlo a otro barco, de bodega inundable, donde el pescado se lleva hasta la factoría. Los equipos son de 12 personas que sacan en una noche, unas 100 toneladas de panga. En las factorías trabajan exclusivamente mujeres y cada  operaria debe “sacar” un filete cada 90 segundos y deben producir como mínimo de 600 filetes día.

Primer Mundo

Pero si para Europa es tan bueno, ¿porqué su consumo últimamente está tan cuestionado? En junio de este año el Eurodiputado Daniel Varela Suanzes-Carpegna (PP), solicitó a la Comisión de Pesca en la Unión Europea que se pronunciase acerca de los controles que han sido o están siendo llevados a cabo por la UE sobre las importaciones de filetes de panga de Asia, y  cuáles eran las razones por las que Estados Unidos rechazaba las importaciones de panga mientras que la UE, con similares estándares sanitarios, admite su entrada hasta el punto que las importaciones de panga “se han colocado en el centro del debate político sobre la crisis del sector pesquero comunitario, que ha ido paralela al aumento de las importaciones de productos pesqueros a muy bajo precio procedentes de terceros países”. Una semana mas tarde, en el mes de julio, ante las repetidas denuncias del sector pesquero gallego, el periódico “El Correo Gallego” envió al mejor laboratorio de Galicia, muestras de panga adquiridas en diferentes supermercados. El resultado fue nefasto: en 6 de las 8 muestras se encontraron presencia de listeria monocytogenes, bacilo causante de la listeriosis, así como, en una de ellas, además, restos de la bacteria portadora del cólera (Vibrio cholerae).

“Vemos con preocupación la creciente comercialización de Panga en el mercado español, muchas veces bajo fraude a los consumidores en la identificación de la especie, donde se ofrece como solla, platija o lenguadina. Además tendrán que que hacer frente a problemas como el uso de sustancias prohibidas en las granjas, que obligará a los países importadores a cerrar las fronteras a este producto, o cuestiones medioambientales derivadas de los efectos del desarrollo de una acuicultura intensiva agresiva de producción.

El caso es que contaminado o no, el panga sufre, además, carencias nutricionales. Javier Ojeda, gerente de APROMAR sostiene que este tipo de pescado “no contiene en cantidades significativas aceites Omega 3 ni otros nutrientes esenciales que sí están presentes en los pescados tradicionalmente comercializados en España, tanto de acuicultura como de captura”.

Al final como es “agradable” al paladar (no por su sabor, que no tiene), sí no más bien por su falta de espinas y piel y su “comodidad” para su cocinado y consumo, se está convirtiendo en la estrella de las pescaderías.

Mejor sigamos con nuestra vieja y querida merluza, ¿no?

Y al que quiere pescado no le des Panga…

Por Kitty Passa

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