¡ME PARECE QUE ME TIRO A LA POLÍTICA!

Jamás imaginé que la idea me podría llegar a pasar por la cabeza. Lo que no tengo muy claros, son los requisitos a los que uno debe ajustarse, para estar en condiciones de fundar su propio partido político. De modo alguno me sumaría a los que ya han dado muestra más que  cabal de ineptitud, ineficiencia, y por sobre todo “mala leche”.

En nuestro país, el “más vale malo conocido que bueno por conocer”, apenas nos ha servido para alentar la proliferación de feudos y feuditos, conforme al cargo o carguito obtenido reiteradamente. ¡Eso si!; alguna vez y no hace demasiado tiempo, la Plaza que era de todos, fue testigo del espasmódico “que se vayan todos”. O el espasmo fue demasiado evidente, o los candidatos no están dispuestos a renunciar a la indecorosa y delincuencial costumbre de “servirse de la política”, en lugar de “servir a ella”, como alguna vez lo hiciera algún que otro patriota, al que solo falta le consideremos un “pelotudo” que equivocó el camino.

Porque Ud., habrá advertido que últimamente, o bien no se les rinde el homenaje correspondiente, o lisa y llanamente se les ignora por parte de las autoridades nacionales y/o provinciales. Y le estoy hablando de hombres de la talla de un José de San Martín, o un Domingo Faustino Sarmiento ente otros.

Y la cosa es grave…gravísima le diría, toda vez que son la “columna vertebral” de ésta tierra que nos parió, y de la que algún día estuvimos orgullosos. Esta Patria que se nos escurre de las manos y del sentimiento, gracias a la veneración que se pretende imponer, respecto a personajes que nos han precipitado al lugar más obsceno y vergonzante que reconoce nuestra historia. Será acaso que semejante estado demencial alienta hasta la posibilidad de convertir a alguien en el máximo prócer de los argentinos, anteponiéndole hasta por sobre el Padre de la Patria, me pregunto. ¡Ya sé lo que está pensando…”este se fue al carajo”!

Algo de razón debe tener; ocurre que todas mis esperanzas se han ido “al carajo”; allá Ud. con las suyas, no sea cosa que entre quienes pretendan integrarse a mi Partido, me vea en la obligación de rechazar a un retardado… porque tampoco sirven para nada, ¿vió?.

Ricardo Pareja

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