DE CÓMO ABORDAR Y TERMINAR CON LA PROLIFERACION DEL CRIMINAL

Si Ud. lee el título, poco le costará advertir que si su problema pasa por el dólar o los subsidios, nada positivo podrá rescatar del contenido. Si en cambio su atención y su profunda preocupación, tiene que ver con la constante proliferación del delito criminal, posiblemente rescate algo que le permita concluir en que la solución a semejante problema, depende pura y exclusivamente de la tantas veces traída a cuento, “voluntad política”.

La realidad, y la mala memoria de algunos lectores, me obliga a volver sobre un tema que alguna vez traté, y le hice llegar a través de éste mismo medio.

Hablar de voluntad política, sin recalar en las medidas que de modo urgente se deberían tomar, suena a “lavado de manos”, o si prefiere, “patear la pelota afuera”, esperando que alguien la recoja, y actúe en consecuencia.

Me voy a tomar entonces el permiso de “quedarme con la pelota”, procurando tener la claridad suficiente como para que Ud., o algún funcionario bien inspirado, tomen nota, y después concluyan.

Los Edictos Policiales, fueron derogados y remplazados por un mamarracho denominado Código de Convivencia Urbana que jamás sirvió para algo, y entre cuyos autores intelectuales, y como no podía ser de otra manera, se encontrara el Dr. Eugenio Zaffaroni. Muchos de esos Edictos Policiales, redactados en el año 1949, resultaban  extemporáneos, habida cuenta de la evolución  social y sus costumbres. Pero por sobre todo, lo que se cuestionaba de esos Edictos, era el hecho que algún efectivo de las Policías, incurriera en abuso de autoridad. Los Edictos Policiales, conferían a la autoridad policial, la potestad de intervenir en hechos que sin constituir delito, alteraban el orden público, y  “actuar de manera preventiva”, sobre aquellos que hicieran evidente la pronta comisión de un hecho delictivo .

Se impone entonces, una actualizada y adecuada legislación que restituya a las policías, la facultad de poder actuar de oficio, y ocuparse de estos temas. Si Ud. está pensando en que la medida puede llegar a estimular ese “abuso de autoridad”, el problema se resuelve a través de preestablecidas medidas administrativas, que permitan de manera breve y sumaria, decretar la cesantía de ese funcionario, quien será expulsado de la Institución, sin derecho al haber de retiro.

Sabido es que quien o quienes cometen los delitos más graves que contempla nuestra legislación en materia penal, tales como el homicidio, el secuestro extorsivo, privación ilegal de la libertad y robo, etc., en un 98%, poseen antecedentes, y cometido el hecho, buscan refugio en las denominadas “Villas Miseria”, lugares donde viven o “se aguantan” para evitar el ser aprehendidos, amén de no correr el riesgo de ser delatados. En el Conurbano Bonaerense solamente, se cuentan 864 de estas villas, un número al que jamás se hubiera podido aproximar el más empedernido de los pesimistas. En la Ciudad de Buenos Aires, mal puedo asegurar en este momento, la cantidad existente de esos asentamientos, aunque pueda estimar no sean menos de una veintena, cuyas poblaciones se multiplican a diario, de manera más que sorprendente.

Años atrás, un ex juez de la Nación, el Dr, León Arslanián, otro de los tantos personajes cuya sola mención me provoca “urticaria”, no tuvo mejor idea que incorporar a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cinco mil (5.000) efectivos, de un  día para el otro. Le puedo asegurar, sin la posibilidad de incurrir en error, que semejante cantidad jamás se puede alcanzar, en tanto los postulantes cumplan con los requisitos indispensables de “admisión”. Ergo; “a cualquiera se le proveyó de un arma de fuego, para preservar la vida y el patrimonio de la sociedad toda”. Los resultados estuvieron y están a la vista; muchos utilizaron ese arma para matar, robar o incorporarse a bandas por lo general conocidas como Piratas del Asfalto…debería decir “incorporarse o continuar participando”. Este mero detalle, no excluye de manera alguna el que otros, legítimamente admitidos, “se cruzaran de vereda”, agregando el componente más aberrante en materia de seguridad. Se hace necesario entonces, “repasar” esas tantas admisiones, adoptándose en caso necesario, las medidas segregativas correspondientes.

Pasemos ahora al tema que tiene que ver con las Villas de Emergencia o Miseria, que a mi juicio, deben ser definitivamente erradicadas. Cómo hacerlo, sería la pregunta. Le aclaro que me consta al igual que a Ud., que en esos lugares vive gente que puede acreditar medios ciertos y honestos de vida. Para esa gente, se hace necesario la construcción de viviendas dignas, en tanto la construcción de las mismas no dependa de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, por razones que son de dominio público, así el magistrado sobre quien recayera la investigación, no se pronuncie, habida cuenta de una serie de “intereses en juego”, y el hecho de tratarse de un Juez evidentemente “condicionado” por parte del Ejecutivo.

Esas viviendas, por las que los titulares deberán pagar una cuota mensual acotada que permita “dignificarles”, podrán ser emplazadas en algunos de los tantos lugares donde existan tierras fiscales.

Volviendo sobre la pregunta, me permito trasladarle una idea que obviamente podrá ser mejorada, en tanto esto no implique en “dejar finalmente las cosas como están”.

Las Fuerzas Armadas de nuestro país, se encuentran en “estado vegetativo”, por obra y gracia de un plan de aniquilamiento que no es necesario repasar.

Tomemos como ejemplo, a una de las Villas de Emergencia  más grandes en espacio y población, que se encuentra instalada en la mismísima Ciudad de Buenos Aires. Me refiero a la Villa 1-11-14, ubicada en el sur del barrio de Flores, ahí pegada al “Nuevo Gasómetro”, motivo por el cual, los atribulados simpatizantes del Club San Lorenzo de Almagro, insisten en que el Estadio vuelva a ser emplazado en Avenida La Plata.

Tomemos entonces un día cualquiera de la semana, durante la época estival. A la hora 05.00, con efectivos de las Fuerzas Armadas de la Nación, se establece un cordón “casi codo a codo”, que abarque los límites de la misma. La orden será simple. A partir de ese momento, nadie puede salir del lugar, ni entrar a él. Policía Federal y Gendarmería, más la presencia de personal de la Dirección General de Migraciones, debidamente pertrechados, ingresan al lugar realizando un relevamiento que permita establecer: a) personas en condiciones acreditar medios ciertos y honestos de vida; b) extranjeros documentados o indocumentados, que contrariamente no puedan acreditar medios ciertos y honestos de vida; c) personas de cualquiera origen y nacionalidad con antecedentes, pedidos de captura, o en cuyo poder se hallaran armas de fuego, drogas, ganzúas u otros elementos que determinen a ciencia cierta, se trata de malvivientes.

A las primeras, y hasta tanto cuenten con esa vivienda que les proveerá el Estado, se les brindarás espacios de alojamiento transitorios. A las segundas, se les impondrá pasaje de retorno a sus países de origen. A las terceras se les colocará a disposición de la Justicia. Una vez liberado el lugar, topadoras, y a otra cosa. Por supuesto que la idea es general y abarcativa; de hecho, la misma debería ser analizada minuciosamente, circunstancia que haga posible pueda ser llevada a la práctica de manera expeditiva y efectiva, teniéndose por sobre todo en cuenta, la posibilidad de un enfrentamiento armado.

Un operativo de semejantes características, que deberá repetirse tantas veces como sea necesario…de hecho muchas, conllevará además un golpe sicológico que inquietará al delincuente, a sabiendas que su lugar o lugares de refugio, se encuentran a punto de correr la misma suerte.

La Urbanización de éstas Villas, estimula su proliferación, e implica un acto de tremenda injusticia, toda vez que muchos hombres y mujeres que han trabajado durante toda la vida, no han tenido la posibilidad de acceder a una vivienda propia. Por otra parte, y de éste modo, al lamentable hecho que quien trabaja deba mantener a vagos consuetudinarios, se debería agregar un segundo componente; ofrecerles los servicios y el confort que jamás han intentado procurarse a fuerza de trabajo.

Si de la lectura, le surge alguna duda o inquietud, no deje de hacérmela saber. Procuraré responderle, para su tranquilidad, y la mía.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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