LA PLAZA “DR. BERNARDO H. HOUSSAY”

Como Ud. mal presupone, no se encuentra ubicada en la “concha de la lora”, sino que ocupa casi una hectárea en el límite del Barrio de La Recoleta, y el de Balvanera, de la Ciudad de Buenos Aires, a la que me sigo resistiendo en denominar autónoma. Se encuentra en una zona dominada por distintas dependencias de la Universidad de Buenos Aires, delineada por la Avenida Córdoba, y las calles Junín, Paraguay, y Presidente José E. Uriburu.

El consumo de falopa en sus distintas presentaciones, el alcoholismo, los vagos habituales excluidos de los distintos planes sociales, y el choreo, convergen dentro de ésta Plaza que seguramente Ud., alguna vez transitó, sin siquiera percatarse de ello…me refiero al nombre de la misma.

Bernardo Alberto Houssay, 10 de abril de 1887- 21 de setiembre de 1971, fue un médico argentino nacido en Buenos Aires. Por sus descubrimientos sobre el papel desempeñado por las hormonas pituitarias en la regulación de azúcar en sangre (glucosa), fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina en el año 1947, siendo el primer argentino y latinoamericano laureado en Ciencias. En otro momento le explicaré con lujo de detalles, de qué se trata la cosa.

El cuidado y mantenimiento de ésta Plaza, pertenece a la órbita del Gobierno de la Ciudad, y fue erigida como homenaje al ilustre médico. Evidentemente es poca la bola que se le ha brindado y ha hecho posible llegara a semejante estado de calamidad. En algún momento estuvo ocupada por artesanos, ahora empecinados en joder al prójimo ocupando la peatonal Florida, junto a los manteros que hacen de la venta legal e ilegal, su medio cierto y deshonesto de vida.

Ahora toda la atención de los argentinos, está entre otras cosas, concentrada en Berenice Bejo, nominada como mejor actriz de reparto, respecto a la próxima entrega de los Premios Oscar en Cinematografía. Ocurre que la señora nació en nuestro país. ¡Una argentina nominada por primera vez como mejor actriz de reparto en semejante evento!, sostienen los más excéntricos, dejando de lado el detalle que la misma, cuando todavía no había dado “un paso”, fue llevada por sus padres a Francia, siendo de hecho, tanto o más francesa que la mismísima Edith Piaf. Quizá, y de obtener tan preciado galardón, los argentinos nos aferremos al “Ius soli”, derecho de suelo, tomándole como “nuestra”, contra viento y marea del mismísimo Crucero Costa Concordia. ¡Semo así, semo!…¡qué la vamo a hacer, que le vamo!.

Posiblemente, y para recuperar la plaza en cuestión, lo mejor sea cambiarle el nombre por el de la actriz, con cuya trayectoria y talento, no tenemos un carajo que ver. Ocurre que “lo novedoso”, habitualmente recibe una excelente cuota de atención. Tal vez, de este modo, podamos recuperar ese espacio que finalmente está dedicado a un médico del que sabemos muy poco, y menos aún, con qué jocara tiene que ver el Nobel que le entregaron. ¡Hay  que educar al soberano, pregonaba enfática y vanamente Domingo Faustino Sarmiento, ese viejo con cara de bulldog, uranio y cascarrabias.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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