La escena es patética. Todavía no son las 7 de la mañana del día 7 de febrero, y 7 ñatos bien contados, habitantes de la Villa 31, cortan la Avenida Antártida Argentina. ¡Buá!; a decir verdad, la que la cortan son algunos hombres vestidos a la usanza de lo que era la Policía Federal Argentina, cuyo deceso como Institución todavía no ha sido anunciado oficialmente. También puedo observar uno o dos patrulleros seguramente abandonados en el lugar. Y entonces los ñatos, contando con la inestimable cooperación de los muertos vivos de uniforme, apenas deben correrse unos metros de la que seguramente, “puertas” adentro de la Villa, sea la posición habitual que les caracteriza, esto es, “tirados sobre el piso”, sin actividad mediata que realizar. Y de ese modo, se dan el gusto y el lujo, de convertir en un vía crucis la vida de los demás, así no exista paso a nivel ferroviario próximo a la escena de la incredulidad.
Si a esto no se le pone punto final; “sacar a los siete ñatos a patadas en el culo del lugar”, restableciendo la normalidad en el transito vehicular y peatonal, en pocos días más, la Ciudad o quienes la habitan conforme a derecho, quedarán sitiados y sin capacidad de movilizarse. Ocurre que si se “avivan”, imagine Ud., cuantos “pelotones y pelotudos” en número de siete, podrán formar para llevar a cabo semejante malsana costumbre, por no calificarla en términos que puedan ser interpretados como hostiles o fuera de lugar por algún miembro extremadamente susceptible de DD.HH, o bandas similares.
En cambio Ud., que estaba feliz porque el micro de media y larga distancia salió a horario, o el que le traía de regreso, llegaba a Retiro conforme al tiempo estimado, deberá sin más trámite “joderse”, salvo está, opte por “bajarse” donde le toque, y caminar valija o valijas en mano, tantas cuadras como sean necesarias como para abordar un coche de alquiler, que no sea uno de los tantos involucrados en semejante quilombo, ¿me explico?.
Estoy demasiado caliente como para seguir escribiendo, a riesgo de convertirme en “subversivo intelectual”.
Ricardo Jorge Pareja