Ni el nombre era real. «Antonio», el supuesto obrero bonaerense que anteayer fue elegido y elogiado por la Presidenta como ejemplo de «la implacable voz del pueblo» en favor de la minería, no existe.
El hombre, que repudió a los «pseudoambientalistas» y negó los riesgos de las explotaciones mineras, resultó ser un dirigente sindical de alto rango en la CGT y el PJ bonaerense, con vínculos políticos y gremiales en San Juan y, sobre todo, con «contactos y muy buena relación» con las compañías multinacionales que extraen oro y plata en la cordillera.
«Vos no sos ningún dirigente político, sos un trabajador que defiende su fuente de trabajo», enfatizó la Presidenta anteayer, en la Casa Rosada, tras escuchar el testimonio de «Antonio», el obrero que, de casco amarillo y ropa de trabajo, la sorprendió con un fuerte alegato en favor de la minería y en contra de los grupos ambientalistas y pobladores que, por estos días, fueron violentamente reprimidos en Catamarca.
«Vox pópuli, vox dei», le dedicó la Presidenta al hombre que, dijo, no era un «político», sino que expresaba «la lógica implacable del pueblo».
Pero no sólo eso. En 2010, «Antonio» fue designado interventor del gremio minero en San Juan, ante la avanzada del sindicato rival OSMA, que integra la CTA, y que denunciaba accidentes de los trabajadores, amenazas políticas y daño ambiental.
«Antonio» se hizo cargo de la situación. Según el titular del gremio rebelde, José Leiva, en los 14 meses que Domínguez estuvo en San Juan apenas visitó en una vez la mina de Veladero. «Pero continuó los aprietes y juicios a 29 trabajadores, avalado por el juez federal Miguel Angel Gálvez», agregó. El mismo magistrado otorgó a AOMA y la Barrick la cautelar que frenó la ley de glaciares.
Apenas llegó a San Juan, «Antonio» dejó en claro que no era un obrero cualquiera, como creyó la Presidenta. «Tengo contacto y muy buena relación con las grandes compañías», le dijo al Diario de Cuyo, el 27 de mayo de 2010. Un año después, en Cuyo Minero, aceptó que había empresas que no respetaban «la salud del trabajador, su seguridad y su medio ambiente».
«Es un tipo turbio, que llegó a desalojar pobres en un playón de Olavarría para concesionar un estacionamiento. Aquí hizo grandes negociados con la Barrick», sostuvo Leiva, que, pese a las presiones, logró afiliar más obreros en la mina de Veladero que AOMA en todo San Juan. «Es un político que se olvidó de avisárselo a la Presidenta», ironizó el concejal de la UCR de Olavarría, Franco Cominotto.
El intendente Eseverri evitó atender a LA NACION, que también llamó a Domínguez a su domicilio, al PJ y al gremio de AOMA. Los números sí existían. «Antonio» no contestó.
Fuente: La Nación