La información viral

El video Kony2012 es lo más visto en la web. En pocos días, lleva más de 100 millones de visitas. El documental dura sólo 30 minutos, pero ya generó un profundo debate. A las sospechas que pesan contra las finanzas de la organización estadounidense que lo produjo, Invisible Children, se le suman los cuestionamientos por los métodos utilizados para transmitir la información. Se apeló a una práctica extendida en la red: publicidad viral. Es decir, los mismos usuarios se encargan de difundir el video entre sus contactos y a través de las redes sociales. Pero una cosa es mostrar a cinco bebes riendo con su madre y otra, muy distinta, a un guerrillero ugandés.

El video (que se recomienda ver*) habla sobre Joseph Kony, líder del movimiento armado conocido como “Ejercito de Resistencia del Señor”, fundado en el año 1987. Sin embargo la inestabilidad política, que permitió el surgimiento de Kony, viene desde la independencia de Uganda (ex colonia británica). Las prácticas utilizadas, si bien comunes en numerosos grupos guerrilleros tercermundistas, lo transformaron en el criminal más buscado del mundo según la lista confeccionada por la Corte Internacional de Justicia. Entre los delitos de lesa humanidad que se le imputan, los más detestables son el secuestro de niños para reclutarlos en su movimiento y, en algunos casos, obligarlos a asesinar a sus propios padres; el secuestro y violación de niñas, algunas de ellas luego transformadas en sus esposas. Hasta no hace mucho los menores debían caminar diez kilómetros para dormir, en algún lugar lejos de las tribus, por miedo a ser capturados por la guerrilla. Esta aclaración, “hasta no hace mucho”, es una de las críticas más fuertes que reciben los realizadores del video. A partir de 2006 Kony fue expulsado de Uganda, por el ejército, a la zona comprendida por el sur de Sudán, la República Centroafricana y el Congo. Sin embargo, el documental reclama la participación de todos para evitar el padecimiento que sufren los chicos ugandeses. Una de las inconsistencias informativas.

Las imágenes hacen efecto inmediato en el espectador, tanto que pasa desapercibido el objetivo principal del video: presionar a las autoridades de EEUU para intervenir militarmente la zona y capturar al criminal más buscado del mundo. Un panfleto político que de tan altruista es sospechoso. La invasión militar en Irak y Afganistán, aún cuando se obvien las razones, demuestra qué sucede cuando se apela a la maquinaria bélica como solución. Es más, la intervención de la OTAN en Libia, para expulsar al ex aliado Gadafi, también dejó claras evidencias de las consecuencias desastrosas que trae cualquier guerra. Durante meses, el hoy enemigo de la libertad mundial, combatió a los rebeldes indefensos que se lanzaron a un ataque suicida confiados en un accionar más decidido de las potencias.

Todos los interesados podrán ver el video y sacar sus propias conclusiones. De todas maneras, el debate se abrió a partir de que internet modificó la forma de comunicación. La interconexión a nivel mundial, instantánea y, salvo excepciones, sin filtros gubernamentales, plantea un escenario horizontal en la información que antes no existía. Esto modificó el armado de las noticias, en el pasado se producían totalmente por las redacciones con periodistas especializados. Actualmente el público interviene no sólo en la gestación mediante reclamos, sino también muchas veces completando e incluso cambiándole el sentido original. El problema se divide en dos aspectos. Por un lado, la inmediatez no permite la reflexión necesaria a la hora de compartir material y opiniones; en segundo lugar, la falta de conocimientos previos que sufrimos la mayoría sobre la infinidad de temas que allí se generan y reproducen. Por caso, a Joseph Kony se lo acusa de secuestrar a 40 mil chicos y eso lo catapultó al primer lugar de los más buscados. El mismo video denuncia el desconocimiento general. Sin embargo en la lista no figura ninguno de los responsables políticos, estadounidenses o mundiales, por la muerte de 200 mil chicos iraquíes a causa del bloqueo económico sufrido entre la primera guerra de Irak de 1990 y la segunda de 2003. Mucho menos, algún responsable israelí por el padecimiento absoluto que vive la población civil de la Franja de Gaza.

Se podrían sumar los miles de mail y cadenas que se reproducen con información falsa o incomprobable, pero en definitiva lo que se impone es lo de siempre: mesura, responsabilidad y respeto a la hora de transmitir o producir información.

AUTOR: Pablo Llentilin

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