Varios son los conceptos que se ensayan para definir a una “víctima”. Me quedo con éste: “cualquier persona que haya sufrido directa o indirectamente (en el caso de sus familiares cercanos), un hecho traumático producido por un accidente, una catástrofe natural, o una agresión humana, independientemente de que haya sido declarado formalmente como delito por parte de la justicia”.
Le aclaro que todos, de un modo u otro, concluyen en similares definiciones, donde no puede estar ausente el accidente, la catástrofe natural, o la agresión humana.
La muerte natural, aquella que se produce por enfermedad o vejez, no concede al sujeto o a sus familiares más cercanos, la condición de víctima.
Sin embargo, “Ella” se auto-victimiza, y pretende compararse con aquellos que han sufrido la muerte de un ser querido, a raíz del “Estrago Doloso” acaecido en la Estación de Trenes de Plaza Miserere, o con alguna madre a la que la mano criminal le ha arrebatado a un hijo, o una hija.
Patético lo de “Ella”; casi tan patético como esa muerte traumática, que se ha cobrado la vida de un semejante, así en poco se le asemeje. Cuando se victimiza, o sea interpreta el rol de víctima falsa, el componente principal conlleva el obtener un beneficio que en su caso particular, tiene como principal ingrediente, el pretender “calar” en el sentimiento de gran parte de sus “gobernados”…porque LOS ARGENTINOS SOMOS BUENA GENTE, tal cual reza la publicidad del “Fulbo” para todos”.
Ricardo Jorge Pareja