NOS PUSIMOS A LA ARGENTINA, “DE SOMBRERO”

Ricardo Jorge Pareja / parejaricardo@hotmail.com

Pertenece al glosario de “jergas”, y “modismos” argentinos…me refiero al “ponérselo de sombrero”, claro. Algo así como caerse algo encima de uno, por obra y gracia de uno mismo, ¿comprende?. Se lo pregunto porque es frecuente que uno utilice frases, cuando siquiera tiene la mínima idea de su significado. Recuerdo que de jovencito…pero muy jovencito, tenía la costumbre de utilizar con frecuencia la palabra catzo o cazzo, que luego me enteré, es la forma más vulgar y grosera de referirse al pene, en italiano. Como no tenía idea de que se trataba y me resultaba simpática, la repetía en cualquiera lugar, y ante cualquiera persona, hasta que un bien inspirado me desayunó de su real significado. Punto.

Y digo Nos, porque en definitiva, todos tenemos que ver con esta tragedia impensada que hoy nos tiene como protagonistas, secundarios, pero protagonistas al fin. ¡No!; nada de secundarios, cuando en realidad, “somos los dueños del buque que hemos entregado al peor consignatario”. Y lo hemos hecho de plena  voluntad, circunstancia que confiere a éste o Ésta, legalidad y legitimidad. ¡Qué desastre!.

¡Y por favor, no se deje guiar por todas esas muestras exacerbadas de una argentinidad que luego todos, incluidos los no exacerbados, debemos meternos en el ano. Y digo ano, porque el culo tiene otra dimensión…más abarcativa, en cuanto refiere a las nalgas de las personas, o las ancas de los animales, que para el caso, es lo mismo. ¿Lo encarajiné?. Me alegro, esa es la idea. Gracias.

Por otra parte, no olvide que “semo amigos, semo” de las reacciones espasmódicas, que son algo así como contracciones involuntarias de los músculos, causadas generalmente por un acto “reflejo”, donde la razón y la mesura no tienen un carajo que ver (medicina). ¡Qué se vayan todos!…¡el cacerolazo, el bocinazo, el apagón!, que así como vienen se van, en tanto los que se tienen que ir, se siguen quedando. ¡Tiene razón, estoy un poco enredado hoy. ¿Ud. como está?.

Y entonces aflora ese sentimiento de Patria, que coloca a la hipocresía en un lugar preponderante de nuestra “carcomida idiosincrasia”. Cuando menos, mis viejos y mis educadores, me enseñaron que la Patria se construye y sostiene  todos los días, a través del amor, jamás del odio; el trabajo, jamás el ocio; la razón, jamás la irreflexión; el orgullo, jamás la soberbia; la dignidad, jamás la deshonra. ¿Le suena honrar nuestros compromisos y nuestras deudas?. Bien, gracias.

Y lo lamentable, lo desgraciado, es que este territorio grande y generoso del que tanto alarde hemos hecho, y hacemos, dispuesto como ninguno otro para recibir a todos los hombres DE BUENA VOLUNTAD que le quieran habitar, incluidos nosotros mismos, hoy nos lo hemos puesto “de sombrero”, cuando la gracia que Dios nos concedió, tuvo siempre que ver con el poder poner “los pieces” sobre él.

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