A VOS QUE SOS PORTEÑO…

Y tenés…¡má que se yo!; cincuenta, sesenta, o más, te pregunto. ¿No te da pena ver a Buenos Aires languidecer en el indecoro de la más puta de las nostalgias?. Porque a las enormes moles de cemento, síntoma por demás elocuente del progreso o del lavado de dinero, no les alcanza para disimular la inmundicia en que se ha convertido. Y la inmundicia, no solo tiene que ver con la falta de luces y marquesinas que hacían de Lavalle, ese fenomenal paseo, imposible de perderse un sábado por la noche. La inmundicia tiene por sobre todo que ver con “lo que la camina y contamina”.

Y ni vos ni yo, podemos decir…”¡no sé; yo no estaba!”. Vos y yo, estuvimos, estamos, y estaremos siempre, solo que hemos dejado que ese paseo, o cualquiera otro que nos ofrecía esa Reina del Plata, fueran a parar al carajo, algunos disimulados por la fachada de “la cosa suntuosa”, donde el compartir un café se hace difícil, simplemente porque te matan con la cuenta, o cuando ya estás en la calle. ¡Si te estoy mintiendo o exagerando, parame, o hacémelo saber!. Si estás de acuerdo conmigo, podés refugiarte en algún rincón de tu casa, donde nadie te vea exprimir ese sentimiento de culpa, que te persigue, nos persigue, y nos perseguirá por el resto de nuestros días, que no son pocos, ni tantos. ¡Fijáte lo que nos dejaron nuestros viejos, y lo que le dejamos a nuestros hijos, a nuestros nietos!. ¿Qué es para cortarse las bolas?…¿de qué bolas me estás hablando; acaso de las que siempre hicimos alarde, y nunca supimos colocar sobre la mesa de la dignidad?. ¡Dejáte de joder…dejémonos de joder!. Hace años ya que la mandamos a terapia intensiva, y solo alguna que otra vez, cuando la dejan casi sola en la costumbre del feriado largo, la vamos a visitar, para tan solo acompañarle en su agonía.

¡No!; te juro que no era mi intención el cagarte el día. Pero te confieso que si lo logré, cuando menos alentaré la esperanza de no tener que ser nosotros, quienes le extendamos la partida de defunción.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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