SIN LUZ: UN DÍA (más) DE FURIA

Por Víctor Del Vento

NO VEO


El corte de luz lleva ya 5 días en algunos casos. Pero lejos de disminuir se siguen sumando nuevos sufrientes de esta calamidad hija de la desidia oficial de décadas sublime en prebendas para las compañías (siempre extranjeras) El abandono de los usuarios de la empresa y del estado es cada vez mayor. Nadie contesta los teléfonos para reclamos y los empleados de las oficinas de EDESUR han puesto de moda el “jodáse” en su atención al usuario. Toda una variable actualizada del antiguo proverbio “Palos porque bogas, palos porque no bogas”, es hoy: “ 
Nos cortan si no pagamos y nos cortan si pagamos.”

Lejos debemos estar, de tener que aceptar sumisos los tantos adelantos oficiales sobre las críticas energéticas que ya comienzan a asolar nuestras vidas con la misma periodicidad de los viejos cortes programados de otros gobiernos anteriores. En este caso, no cabe duda que también son programados y arteros, pero lejos están las autoridades políticas de reconocerlo ya que la situación anímica de todos nos a esta altura es sumamente volátil. Hablan y barruntan los funcionarios y los privados. Sus lenguas regurgitan blablases tales como “política energética”, la “desinversión”, el “crecimiento demográfico”, los “acondicionadores de aire” y la mar en bote. Pero sus relojes y sus ropas no dicen lo mismo. Están “secos”. Desconocen el sudor. Ellos tienen luz…

Lo cierto es que nadie da respuestas y la vida de todos se complica cada vez más porque de los daños en todos los rumbos que sufrimos cada quién son enormes.

En Villa Riachuelo, hoy por la mañana, la ira de los afectados se completó con la ridícula poda de los árboles sobre la calle Chilavert a cargo del Gobierno de la Ciudad (Diego Santilli: las podas se hacen en invierno cuando no tienen hojas). Los vecinos que ya estaban en la puerta de sus viviendas y comercios puteando hasta la AFA, debieron además ver como el único fresco y sombra, desaparecían ante los locos de las motosierras. En el acto, los vecinos no los dejaron seguir con sus tareas y cortaron la esquina de Chilavert y Montiel quemando algunas ramas que estos buenos muchachos dejaron prolijamente tiradas como un adorno callejero navideño en las veredas del centro comercial a cielo abierto más grande de Buenos Aires (eso dicen los que saben de estas cosas…)

Para aumentar lo bizarro de esta situación la Jefa Comunal Eva Ferraro, envió a una empleada del Ex-CGP a dialogar con los vecinos. Esta buena (de verdad) -y conocida- señora, descendió de un auto ante la atónita mirada de los vecinos, que no comprendían del todo, como enviaban a una persona a enfrentar la situación, que parecía salir de una tapa de la revista Caras, con un ajustado y sensual vestido rojo, zapatos de larguísimo tacón (muy de moda), mínima lencería y leonina cabellera. Las vecinas y vecinos estaban en ojotas y con remeras empapadas (más por lágrimas que por sudor…) y dialogaban sorprendidos con la empleada fashion del año, que poco pudo hacer, más allá de su conocida buena voluntad.

Luego, la opereta criolla continuó con los clásicos automovilistas que se encontraron con el piquete y se ofuscaron demostrando su genética estupidez, ya que desde la cuadra anterior se veía clarito que no podrían pasar y que con su discurso posterior frente a los “sublevados”, deben vivir en otro país.

Y llegó la policía con dos carros y un tranvía y poco y nada hizo. Los gendarmes ya están curtidos y se han dado cuenta hace rato que no es sencillo tratar con el enojo auténtico de los porteños. Llegó el personal de bomberos de la 52 y se completó el sketch cuando no pudieron sacar agua de las tomas, bajo la sardónica mirada de los vecinos. Ay país, país, país, diría Piero…

Estos vecinos que al igual que usted y yo, seguro no entendamos bien del todo, porque tanta malaria existencial en una ciudad donde el jefe de gobierno arrasó con sus votos, que es además la capital de un país, donde la presidenta hizo lo mismo con los suyos.

La cosa es que a esta hora no hay noticias de “luz”, ni tampoco respuesta alguna de sus “hacedores”. Es la historia sin fin, de una historia siempre en círculos. Los males vienen y vienen y la indefensión de los ciudadanos es ya antológica.

VEO

No hay luz pero veo las caras de los comerciantes. Sé sin ver sus ojos, que vienen como cada día a abrir sus comercios para nada. Solo con la esperanza corta de una electricidad que no vuelve y ver como sus ventas van hacia abajo, entanto sus gastos y sus depresiones van en alza. Veo al pollero cargar un flete con pollos muertos una vez más. Veo la tristeza de un viejo panadero que hace rato dejó el gas y hoy no puede hornear. Veo pájaros, perros y gatos malhumorados. Veo un carnicero sin su sierra, como un Troilo sin su fueye. Veo chicos beber orines en forma de gaseosas calientes. Veo morir helados en un contenedor. Veo un generador y me entusiasma ver a su dueño a la par de sus vecinos menos afortunados. Veo perros con sed y veo abuelos prisioneros del ascensor-llave de sus celdas. Veo una luz que vacila en una vieja vela de sebo sobre la inútil computadora del pago fácil. Veo un chino llorando a la luna en la puerta de su super. Veo un cartero sentado en un umbral sin timbres que apretar. Veo una pareja besarse en la negra vidriera de la casa de iluminación. Veo una vecina armando un navideño árbol que no dará a luz por ahora. Veo el agua en mi dispenser pero veo como la canilla me niega un vaso. Veo una embarazada metiendo la panza para adentro (no temás mamá que tu hijo nazca: siempre podrá este mundo mejorar)

Veo que nada cambia para mejor. Veo que los de siempre estamos como estamos mientras que los otros de siempre están como estuvieron siempre. Mal lo veo…

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