LA PLAZA DELFÍN GALLO Y SU USURPACIÓN
Una familia ocupa un sector de la Plaza Delfín Gallo hace unos 3 años. Desde entonces, vanos (y vagos) han sido los intentos de sacarlos de allí de parte de las autoridades responsables. Una mala costumbre que no decrece y un delito configurado como tal hace rato, pero al que no se castigo vaya uno a saber por qué.
La vecina, llevó sus nietos a la plaza el domingo para que disfruten de la calesita y los juegos. Se sorprendió al ver que a lo que era ya parte de la escena (la «casilla» de los conocidos ocupas al lado del anfiteatro) se sumaron carpas con abundantes jovenes que parecen disfrutar a diario de un eterno descontrol que los tiene alcoholizados y demás. La suciedad que generan es por demás elocuente a la vista y al olfato, claro.
Ya que el G.A.C.B.A. los provee de alimentos, -dada su condición de calle-, sería conveniente que los aliente a colaborar con la limpieza de la mugre que ellos mismos generan, evitándose así a ellos y a los vecinos, el desagradable aroma y la lastimosa visión que ofrecen todo el tiempo.
El otro punto coincidente que refieren los vecinos y los comerciantes, es la inusitada intolerancia e inconducta de los «moradores». Maltratan a cuanto vecino los mire o les hable. No es buena claro su situación, pero el malhumor se acrecenta con el alto consumo de alcohol.
Los vecinos sigien esperando alguna suerte de solución de parte de las autoridades, pero esta sigue sin aparecer. Habrá que ver si alguna vez se impone el racionalismo dentro de la gestión política de gobierno y los muchachos actuan.