el “Semáforo” para elegir alimentos saludables
LUZ ROJA SALES Y AZÚCARES
Una etiqueta en el producto indica si es «prohibido» o «permitido», ya levantó polémica
El Gobierno británico puso en marcha una original medida para promover el consumo de alimentos saludables: les agregó una etiqueta con un «semáforo» a los productos, para que los consumidores puedan elegir los más convenientes. La propuesta, sin embargo, ya levantó polémica.
La medida entró en vigencia en junio de este año y es voluntaria, porque la actual normativa de la Comunidad Europea no contempla este tipo de etiquetado. Sin embargo, varias de las grandes empresas ya se sumaron al sistema, como Nestlé, Mars y PepsiCo.
¿En qué consiste? Cada alimento tiene una etiqueta con un círculo dividido en cinco categorías, que señalan cuánto provee de calorías, azúcar, sodio, grasas y grasas saturadas. Los productos marcados con rojo son los desaconsejados, aunque se admiten para un consumo ocasional por superar los 15 grs. de azúcar, 20 grs. de grasas, 5 grs. de grasas saturadas, y 1,5 grs. de sal. Los amarillos son los que se consideran que están bien, pero no son del todo saludables, como los del verde. Sin embargo, la etiqueta no hace una evaluación total del alimento, sino que el consumidor debe encontrar el equilibrio.
Según publicó hoy el diario español El País, la medida británica está levantando fuertes críticas entre otros países de la Comunidad Europea porque hay alimentos emblemáticos que quedan dentro de la categoría roja, como los embutidos (incluido el famosísimo jamón ibérico), el aceite de oliva, los frutos secos, las aceitunas y los chocolates. También hay otros productos con gran consenso en la comunidad científica sobre sus riesgos, como las papas fritas y las bebidas azucaradas. Italia ya pidió en Bruselas que se debata el asunto, por temer a perder cuota de mercado en el Reino Unido, mismo temor que tienen los productores españoles.
El Departamento de Sanidad del Reino Unido asegura que los problemas de salud relacionados con el sobrepeso le cuestan al Gobierno de ese país 5.900 millones de euros al año. Una encuesta privada mostró que el nuevo sistema del semáforo fue bien recibido y que entre un 30% y un 40% de los consumidores dejaron de comprar un producto porque tenía demasiada grasa, sal o azúcar.