APARECIÓ EL NIETO DE ESTELA CARLOTTO

la aparición de Guido fue inesperada

UNO MÁS

La Jueza Servíni de Cubría llamó por teléfono a su amiga Estela de Carlotto como tantas otras veces en su despacho y le dijo: -Tenés que venir a mi despacho que hemos encontrado un nieto más… Estela de Carlotto se puso feliz y emocionada como cada vez que aparecía un nieto restituido, pero sin imaginar que era su nieto Guido. Ya en el despacho de la Jueza, esta le comunicó que esta vez el nieto recuperado era el suyo. En ese momento la alegría y la emoción contenida por treinta y cinco años años estalló con un abrazo interminable con la Jueza.

Lo que se sabe es que Guido se presentó en el CONADI en el interior (se sabe que tiene 35 años es músico y que vive en Olavarria) a pedir espontaneamente un examen de ADN por sus dudas sobre su identidad, este se elevó al Banco Nacional de Datos, y tras cotejar muestras se arribó a la conclusión que Guido es hijo de Laura Carlotto en un 99.99%.

Uno más entonces.

QUIÉN ES ESTELA CARLOTTO

Estela de Carlotto era una maestra de escuela primaria y ama de casa sin ninguna actuación pública, con 4 hijos, cuando en noviembre de 1977 fue secuestrada su hija Laura Estela Carlotto, en momentos que gobernaba el país la dictadura cívico-militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).

Su hija Laura Estela Carlotto, estudiante de Historia de la Universidad Nacional de La Plata, pertenecía a la Juventud Universitaria Peronista, al igual que su otra hija Claudia, y su hijo Guido Miguel.

El 5 de agosto de 1977 las fuerzas armadas secuestraron a su esposo Guido Carlotto, que fue liberado luego del pago de 40 millones de pesos (equivalentes a 30.000 dólares de esa época), luego de haber sido torturado.

A finales de noviembre de 1977 fue secuestrada su hija Laura, embarazada de tres meses.[cita requerida] Fue mantenida con vida en el centro clandestino de detención La Cacha, en la ciudad de La Plata, hasta el parto, producido en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978.

El bebé, cuyo nombre para la familia es Guido Carlotto, de nacionalidad italiana y argentina, fue recuperado en su identidad el 5 de agosto de 2014.

Carlotto hizo gestiones para la liberación de su hija, llegando a entrevistarse con el general Reynaldo Bignone, que le quitó toda esperanza de que su hija fuera a permanecer con vida.[cita requerida] En abril de 1978 una compañera de cautiverio de su hija, que había sido liberada, le comunicó que su hija permanecía con vida y que se encontraba embarazada.

Laura nos mandaba a decir que le daban de comer un poquito mejor y que el bebé iba a nacer en junio de ese año, y que si era varón lo iba a llamar Guido, como su papá. Y que yo lo buscara en la Casa Cuna.

Poco después, en abril de 1978, Estela de Carlotto comenzó a participar en las actividades de las Abuelas de Plaza de Mayo.

El 25 de agosto de 1978 fue convocada por los militares y le fue entregado el cadáver de su hija.

Dijo Estela de Carlotto a un periodista:

PE: -Fueron muy pocos los desaparecidos muertos entregados a las familias…
EC: ―Sí, casi un privilegio. La enterramos el 27 de agosto en La Plata. Y el 30 de agosto me jubilé, con una hija asesinada y un nieto que no sabía si existía o no. Me enojé con Dios, me enojé con Jesucristo… Yo había rezado tanto, había hecho promesas… Pero me duró poco el enojo, porque me dije que no es Dios, son los hombres los que hacen estas cosas, no Dios… A pesar de todo mi fe está enterita. Será porque no tengo rencor, no tengo sentimientos que me envenenan.

…buscando información sobre otros chiquitos en el año 80 me encuentro con gente en San Pablo (Brasil), cuando venía el papa, y ahí una chica me empezó a hablar de una chica liberada llamada Rita que había tenido un nene varón, a quien habían liberado el 24 de agosto en las últimas horas de la noche para que se encontrase con su familia y su hijito. Cuando me contaba que esa chica Rita tenía un papá con negocio de pinturas me di cuenta de que estaba hablando de Laura. «Mirá, vos estás hablando de Laura, mi hija, pero mi hija no fue liberada; mi hija fue asesinada», le dije. «No, a Rita la liberaron ―contestó―, si la hicieron bañar, cambiar… Yo le ofrecí un corpiño de encaje negro para que se llevara de recuerdo… A esa chica la liberaron. La sacaron con Carlitos, un compañero». Y yo dije: «Sí, justamente hubo dos muertos. Me la entregaron muerta».

Estela de Carlotto comenzó entonces a buscar y exigir la aparición de su nieto y de los demás niños secuestrados-desaparecidos por las fuerzas militares durante la dictadura militar. Con esa preocupación fue una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y su presidenta histórica.

En 1985, ya en democracia, hice exhumar el cuerpo y el equipo de antropología forense lo examinó a fondo para determinar con exactitud todo lo que los militares habían negado. El deterioro de su dentadura probaba su largo secuestro; por la pelvis supimos que había tenido un bebé y por las balas que tenía alojadas en el cráneo, que había sido ejecutada por una Itaka disparada a 30 cm, por la espalda… Así reuní elementos de prueba para la Justicia y para demostrar al exterior, donde teníamos causas abiertas, qué era lo que había pasado. Esta vez sí quise verla… Vi sus huesitos, su pelo, la vi a ella, la vi. Y cerré el duelo y nunca más necesité ir al cementerio. Voy solo de vez en cuando

Laura en el cautiverio dijo: «Mi mamá no les va a perdonar a los milicos lo que me están haciendo. Y los va a perseguir mientras tenga vida». Lo cual significaba que me conocía más que yo misma porque yo no era mujer heroica. Nunca había participado en nada. Era una mujer con un origen de clase media baja, criada en épocas dulces si se quiere; nunca me iba a imaginar que iba a seguir toda mi vida a esto.

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