por Norma Estela Ferreyra
La mafia médica es el título del libro que le costó, a la doctora Ghislaine Lanctot, el retiro de su licencia para ejercer medicina, al revelar públicamente que a diferentes escalas y con distintas implicaciones, tanto la industria farmacéutica, como las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y el gobierno mundial en las sombras, han creado esta mafia, basada en la explotación de las enfermedades, en beneficio de las mafias de la Industria farmacéutica. En ese sentido, yo voy a agregar a su lista, a los visitadores médicos y al mismo paciente, que mantienen una postura sumisa ante tal corrupción.
Algunos datos que publicó la revista Noticias en 2008, hablan por sí mismos de sus ganancias:
Según el danés Peter Gøtzsche, profesor de medicina y farmacología clínica de la universidad de Copenhague, autor del libro “Medicamentos que matan y crimen organizado” Casi 200,000 pacientes mueren por año. A causa de los medicamentos en EEUU tras las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Él ha comparado a las farmacéuticas con el crimen organizado porque, «extorsionan, cometen fraude, violan la legislación y mienten. Gøtzsche critica las mamografías sistemáticas porque, en su opinión, generan más daño que beneficios y asegura que dos de cada tres cánceres de mama que se detectan son falsos y llevan a la mujer a la quimioterapia y a tratamientos con importantes efectos adversos.
El experto critica los antipsicóticos y antidepresivos, de los que ha dicho que «deberían estar prohibidos en adolescentes y jóvenes». En el caso de Prozac, del laboratorio Lilly, cuyo principio activo es la fluoxetina, es un fármaco “nefasto”, dice Peter Gotzsche, en su libro “Medicamentos que matan…”, y además, que es un fármaco de muy mala calidad, totalmente inadecuado para el tratamiento de la depresión“.
¿Y cómo los laboratorios manejan a los médicos?
A través de los “incentivos” como vacaciones pagas, electrodomésticos, ropa, automóviles y hasta la recepción de dinero constante y sonante. Cómo es el circuito y quiénes lo motorizan. Final del formulario.
De esto, los médicos no quieren hablar, pero es algo tan real y conocido por todos. Un ex director de un hospital mendocino, referenció lo siguiente a un conocido diario: “Son muy pocos los médicos que no aceptan los incentivos», por eso no se habla de eso. Hay especialidades en las cuales es imposible no ser tentado por laboratorios de primer nivel como Roemmers, Roche, Glaxosmithkline, Gador y Bagó” “Se organizan importantes congresos nacionales e internacionales, bancados por los laboratorios, donde distinguidos profesionales, hablan maravillas de la droga en cuestión”. Sin embargo, los beneficios van aún más allá: de los congresos, hay vacaciones pagas, adquisición de electrodomésticos, ropa, automóviles y hasta la recepción de dinero constante y sonante que los laboratorios aportan a los galenos a cambio de que estos receten sus especialidades medicinales.
El nexo para llevar adelante la maniobra son los “agentes de propaganda médica” (APM), más conocidos como visitadores médicos. “Los APM van a ver a los médicos, que empiezan a rankear y les hacen un reintegro por prescripción”, admitió a MDZ, Marcelo Peretta, titular del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFyB). O sea que a fin de mes, el médico cobra en efectivo. Esto es una práctica bastante reciente, ya que hasta ahora, siempre les regalaban computadoras, viajes u otros bienes tangibles. Está claro que a congresos no vas a ir todas las semanas, entonces los médicos empiezan a pedir dinero. No cobran todos lo mismo, sino que los laboratorios hacen un ranking de prescripciones y prescriptores.
Y ¿Cómo conocen los laboratorios qué es lo que recetan los médicos?
Hay empresas dedicadas al marketing farmacéutico, como International Marketing Services Health y Close Up. Esta última se dedica a recopilar recetas médicas y volcarlas a un libro que luego se vende a los laboratorios a precios descomunales. No hay un monto establecido, un médico puede cobrar $5.000 o $50.000; depende de muchos factores.. Depende también de dónde atiende el médico, la cantidad de pacientes, la especialidad. Hay una nota muy buena que sacó revista Noticias hace unos años que habla muy bien de esto.
Por su parte, José Charreau, secretario de Acción Social de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica, coincide en que esas firmas “tuvieron ganancias extraordinarias, por eso disponen de dinero para los médicos en función de lograr mayores prescripciones”.
Conclusiones: En mi país, se puede advertir claramente que los profesionales médicos evaden impuestos, descaradamente, cuando en sus consultorios particulares, por lo general, no emiten facturas de consultas, como tampoco otros profesionales, que hoy no vienen al caso. Y si comparamos con la persecución que sufren otros trabajadores, podemos decir que hay una tolerancia inusual, que nos lleva a pensar en injusticias, por parte de los controles por los organismos gubernamentales.
Respectos de la actuación de visitadores médicos, diré que no tienen otra función que las de ser los emisarios de las coimas médicas, ya que todas las demás funciones, como la de dar pseudos informaciones sobre nuevos medicamentos, debo decir que ellas pueden ser recabadas por Internet, por el mismo profesional.
¿Cómo el Estado permite estas prácticas? Por qué no prohíbe tales tareas inservibles y emplea a los agentes de propaganda médica para controlar a los médicos en sus aportes fiscales ¿O por qué no usa los servicios de Márquetin Health o Close up, para hacerles seguimientos y así saber, si tales recetas corresponden a consultas declaradas o en negro? ¿Por qué el paciente no se defiende de los médicos corruptos? ¿Por qué el Estado se deja presionar por la Industria Farmacéutica? Les dejo las preguntas.