NESTOR APUZZO: CORAZÓN Y TALENTO QUEMERO

la increíble historia de un hombre común

EL GLOBONAUTA

Néstor Apuzzo está ante un sueño maravilloso. Este fin de semana, con el inicio del Torneo Julio H. Grondona, debutará en la máxima categoría del fútbol argentino como técnico titular de Huracán, el club de su vida. El viejo Globo de Parque Patricios regresa tras casi cuatro años en segunda y Apuzzo, el Gordo, es el gran responsable de un momento tan feliz, uno de los más placenteros de las últimas décadas.

Apuzzo, 51 años tomó provisionalmente al equipo a fines de octubre pasado. Estaba último en su zona de la B Nacional, muy lejos de soñar con el ascenso a Primera. «Era la quinta vez que me tocaba hacer un interinato, quedaban siete fechas y estaba la semifinal de la Copa Argentina. Desde el primer momento sabía que lo podíamos revertir, siempre pienso en positivo y confié a muerte en el plantel», le dijo a FIFA.com en una charla en la que compartió su historia, casi toda ligada al Quemero, tal el apodo con el que se conoce a los simpatizantes de Huracán, uno de los clubes más grandes, de mayor historia y convocatoria de la Argentina.

Desde su capacidad y su profundo amor al club, Apuzzo logró lo impensable: no sólo obtuvo el ansiado ascenso a Primera, ganando siete los nueve partidos que disputó, sino que conquistó un título luego de 41 años de sequía -la Copa Argentina- y clasificó a la Copa Libertadores por segunda vez en la vida del club.

«El conocimiento del plantel, dado que dieciocho jugadores habían pasado por mis manos en juveniles y a los restantes los había dirigido como interino, permitió esa comunión tan fuerte con los jugadores y el éxito posterior», explicó.

Un Superhéroe al alcance de la mano

La devoción de los simpatizantes del Globo para con Apuzzo es sorprendente. El mismo técnico se sonroja al contar cómo lo tratan: «Me regalan rosarios, me piden permiso para tocarme. No para sacarse una foto, para tocarme. Son cosas que no puedo creer, me dan vergüenza. Se ponen de rodillas, me dicen ‘dejame que te toque, no te vayas nunca más de acá’. Y yo espero quedarme a vivir en el club».

Su trayectoria incluye la participación en un proyecto que el FC Barcelona de España desarrolló en Argentina en 2007. «Cuando me llamaron del Barcelona de España y debí dejar Huracán, en vez de ponerme feliz, estaba triste, me puse a llorar», recuerda.

«El trabajo fue formar futbolistas, y uno de ellos es Maxi Rolón, que está en el Barcelona B. El encargado era Jorge Raffo y yo estaba como coordinador de campo» cuenta el Gordo, quien asegura que «fueron cuatro años de mucha enseñanza, nos bajaban los lineamientos desde La Masía. Hacíamos los mismos trabajos que hicieron Iniesta, Piqué, Busquets, Xavi Hernández».

Pero pese al crecimiento profesional y personal, su cabeza nunca dejó de estar en Parque Patricios: «Me sirvió un montón porque aprendí mucho, sobre todo en lo táctico, en el orden… Pero sentía que me faltaba esa adrenalina que era Huracán».

Una vida en La Quema

El inquebrantable vínculo sentimental de Apuzzo con el Globo tiene explicación: «Llevo una vida en Huracán. A los 11 años empecé en Infantiles y estuve hasta los 21, que me fui y no le hice juicio al club porque sabía que iba a volver. Y en el 2007, luego de ascender, también me fui con una deuda importante, pero arreglé, porque era como hacerle juicio a mi familia. Si soy alguien en el fútbol es gracias a Huracán y le voy a estar eternamente agradecido».

Lo curioso es que su participación como profesional quemero fue casi testimonial: «Jugué un solo partido en Primera, debuté a los 16 años. Pese a que después estuve en muchos partidos en Reserva, por haber sido alistado para la Guerra de Malvinas y por una hepatitis fulminante que casi me mata y me dejó afuera de las canchas por dos años, me tuve que ir a jugar a clubes de ascenso. A los 28 años, la vida me puso de vuelta en futsal en Huracán, en donde jugué hasta los 35».

El regreso de un grande

Gracias a su gestión, Huracán volvió a estar en los primeros planos, como demandaba su historia. «Siempre fue el sexto grande de Argentina, lo que pasa es que estaba dormido. Uno desde el banco, con el cuerpo técnico pudo dar una mano. Es lindo que Huracán llene los estadios, juegue la Copa Libertadores después de 41 años, y que siempre trate de jugar ese fútbol distintivo que lo llevó a ser el equipo de barrio al que quieren todos los equipos del país. Huracán antes era Bagdad, ahora es Punta Cana».

El torneo argentino comenzará en pocas horas con 30 equipos y un nuevo formato de un año de duración. El entrenador se muestra confiado y a gusto con el sistema de disputa: «A nosotros nos viene bien porque es de transición. Hay 30 equipos y sólo descienden dos. Tenemos compromisos laterales como las Copas, y Huracán debe posicionarse de mitad de tabla para arriba el primer año para estar tranquilo en el segundo. Y al estar entre los 10 primeros estás cerca de clasificar a una Copa».

Su participación en la Libertadores inició de la mejor manera, al sortear la primera fase con autoridad ante Alianza Lima de Perú. «Estamos entre los mejores 32 equipos de América. Vamos a apostar a pasar otra fase más y después es ‘palo y palo’. Cuando llegas a octavos el que se duerme, se va».

(fuente: FIFA.com)
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