fue reinaugurado en las reformas hechas para mejorar sus prestaciones
AHORA SI
Con nuevos refugios para esperar los colectivos, mejoras en el asfalto y las veredas, más iluminación y menos caos de tránsito, después de 6 meses de obras, el flamante «centro de trasbordo de Pompeya» fue inaugurado. Es Pompeya uno de los accesos más importantes de la zona sur, donde confluyen 350 mil personas por día.
La reforma era indispensable para solucionar los enormes problemas que la primer obra trajo al tráfico de Sáenz. El primer parche trajo como un horror la mutilación de las veredas historicamente anchas de Sáenz, pero no alcanzó.
Con características similares a los centros de trasbordo de Constitución y Retiro, esta nueva terminal se encuentra en la avenida Sáenz, entre Perito Moreno y Rabanal, con la intención de ordenar la circulación de la zona con nuevas estaciones y carriles exclusivos para los colectivos.
En realidad, la Ciudad realizó estas obras dado que las primeras estaciones exclusivas para colectivos no habían logrado mejorar el tránsito, ya sea porque estaban mal dispuestas o porque no podían ser usadas por todas las líneas que cruzan la avenida, lo que generaba un infierno en los carriles. Ese desconcierto provocó que algunas pocas líneas circularan por el medio y otras por los costados.
Tras las reiteradas quejas de los vecinos y comerciantes de la zona, entonces, se proyectó otro cambio, que implicó sacar las paradas habilitadas en agosto de 2013. Fuentes del Gobierno porteño reconocieron el problema y dijeron que los refugios serán utilizados en otros Metrobús.
El nuevo plan contempla que las instalaciones sean usadas por 17 líneas de colectivos, que podrán conectar mejor con la futura estación de la línea H de subte y con el ferrocarril Belgrano Sur. Hasta que se aprobó el cambio sólo la aprovechaban cuatro: la 91, 115, 128 y 160. Desde hoy se sumarán la 6, 9, 15, 28, 31, 32, 46, 75, 85, 112, 150, 165 y 188. Como resultado, quedaron dos carriles para vehículos de cada lado y cuatro centrales para el Metrobús, gracias al angostamiento de las veredas.
“Espero que haya un poco más de fluidez, porque los colectivos y autos se atascaban a toda hora. Paraban en cualquier lado y muchas veces no respetaban los semáforos”, contó Cristina Alvarez, una vecina que vive en Pompeya hace 20 años.
Emilio Contreras, empleado de un local de ropa, adhiere: “Lo primero que queríamos es que terminara la obra, porque habíamos perdido clientes. La gente ni podía caminar por la calle, había mucho ruido, un desastre. Si es para bien o no, lo sabremos a medida que pasen los días”.
El trabajo se completó con el arreglo de las veredas, mejoras en el entorno del Puente Alsina y nueva señalización.
Las mayores críticas de los usuarios tienen que ver con la clásica disposición de las paradas de los metrobuses, por la excesiva distancia entre paradas, algunas de las cuales están situadas donde la afluencia de pasajeros no es la ideal.