La Ciudad de Buenos Aires triplicó su deuda en dólares, de acuerdo con un informe de La GraN MaKro, que advirtió que -de acceder al Gobierno nacional- el PRO «podría llevar a los caminos tortuosos de la deuda externa».
El informe elaborado por los economistas Fernando Manzano y Alejandro Robba señala que «el sobreedeudamiento en dólares del PRO es el verdadero cepo que tienen los porteños» y afirma que «necesitará, para eliminarlo, de un ajuste fenomenal sobre el ingreso de los porteños».
«En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) reside el 7,2% de la población del país y presenta un PBI per cápita de 25.730 dólares al año, más de tres veces superior al PBI per cápita del resto del país. Cuando el Ingeniero Macri asumió la Jefatura de Gobierno a fines de 2007, la Ciudad tenía un pasivo público de U$S 458,1 millones, monto que por ‘magia PRO’ alcanzó los U$S 1.904,3 millones a fines del 2014, es decir que su deuda medida en dólares se triplicó (316%)», indica el texto.
Asimismo, señala que «una forma de analizar si un distrito o un país se sobreendeudó o desendeudó es comparar incremento de deuda con evolución del PBI, que para el caso de la Ciudad creció un 168% en el mismo período».
«Por tanto, dado que su deuda sube de manera acelerada y los recursos lo hacen mucho más lentamente, el resultado equivale a un sobreendeudamiento insostenible en el tiempo, que determina un cepo que en algún momento necesitará, para eliminarlo, de un ajuste fenomenal sobre el ingreso de los porteños, con un cóctel que tendrá como ingredientes fuertes aumentos del ABL, Patentes e impuesto a los ingresos brutos».
Según la GraN MaKro «esta situación se agrava aún más, debido a que la elección macrista ha sido por endeudamiento mayoritariamente con el exterior -el 98% de los compromisos financieros asumidos por el Gobierno de la Ciudad están en moneda extranjera o en títulos atados al valor de esa divisa, según cálculos de Cippec-, mientras que los recursos generados (impuestos y servicios) son en pesos, con los que deberá comprar los dólares que luego girará al exterior».
«Este sistema de descalce de monedas -agrega- es el mismo que funcionaba en épocas de la Convertibilidad y todos sabemos cómo terminó. Además, mientras en la Ciudad, la deuda es casi en su totalidad en dólares, en el resto de las provincias argentinas esa relación no pasa el 30%. Otro de los indicadores a tener en cuenta para analizar la sustentabilidad del endeudamiento de la Ciudad es el porcentaje de la recaudación al que equivale el stock de deuda. En 2008, primer año de gestión de Macri, el peso de la deuda sobre los recursos era del 14,5%, en la actualidad ronda el 23%».
«No obstante, se podría justificar la deuda en dólares si contribuye al desarrollo económico y social de los porteños a través del financiamiento de obras de infraestructura que tendrán beneficios en el largo plazo, pero debían realizarse rápidamente. Pero parece no ser este el caso. No solamente la mayor parte de la deuda se destinó a gastos corrientes y no de capital, sino que el cepo de la deuda se da en el marco de una subejecución presupuestaria crónica (es decir, no logra gastar los ingresos que recauda año a año), que ronda los $ 7.000 millones en los siete años de gestión, según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP)», remarca el estudio.
En este contexto, se refiere a la deuda de la Argentina e indica que «un trabajo que examina la evolución de la deuda en 47 economías de todo el mundo reconoce que Argentina fue reconocida como el país con menor nivel de deuda en relación a su producto».
«En efecto, un informe de McKinsey Global Institute (MGI) halló que tras siete años de haber estallado la burbuja de las hipotecas subprime, todas las grandes economías tienen hoy niveles de endeudamiento mayores, por lo que el ratio de deuda global sobre PBI sumó 17 puntos en este período. El total de deuda de Argentina cayó en ese mismo lapso, 11 puntos porcentuales respecto de su PBI, en gran medida debido al desendeudamiento provocado explícitamente por el actual proyecto político».
Asimismo, señala que «otra forma de analizar la sustentabilidad del pago de deuda externa en el tiempo es a partir de la marcha de las exportaciones porque son las que generan dólares. En este caso, la evolución de la Deuda Pública Externa como porcentaje de las Exportaciones, presentó en los últimos 12 años una importante disminución, pasando de representar un 330,6% en el año 2002 a un 60,9% en el tercer trimestre de 2013 (según datos del Ministerio de Economía). Si realizamos una estimación de esta relación al año 2019 -considerando la tasa de crecimiento anual media de este indicador constante-, llegaríamos a tan solo 28,3%».
En cambio, «por el lado de la Ciudad, la sustentabilidad del pago de la deuda se complica. Un ejercicio de simulación sería analizar que si la Ciudad se sobreendeuda en dólares, pero genera cada vez más exportaciones, el cepo del dólar desaparecería».
«Al contrario de lo que se analizó para la Nación, el valor de este indicador Deuda/Exportaciones en la Ciudad era de 103% en 2008 y ascendió a 455% en 2013, es decir, en promedio, esta relación creció a 34,6% cada año, indicando que la deuda subió por el ascensor y las exportaciones por la escalera».
Los economistas advierten que «de no cambiar este modus operandi de financiación en dólares, al año 2019, la relación entre la deuda en moneda extranjera y las exportaciones de la Ciudad ascendería a 2.703,8%, en lugar del 28,3% del país en su conjunto».
«Cualquier semejanza de lo que podría hacer el PRO de acceder al gobierno nacional, no será una coincidencia, sino que replicaría su gestión en la Ciudad y estaremos en presencia de un endeudador serial que irresponsablemente podría llevar a los argentinos hacia los caminos tortuosos de la deuda externa, proceso al que a partir del 2003, todos le hemos dicho Nunca Más», concluye el informe.