El ex presidente brasileño se mostró molestó por el allanamiento en su casa a primera hora del día y aseguró que si querían su declaración solo tenían que citarlo.
Luego de declarar por más de cuatro horas ante la justicia por el escándalo de corrupción en Petrobrás, el ex funcionario manifestó que se sintió un prisionero en su país y añadió: «Si querían escucharme, sólo tenían que llamarme que yo iba, porque no debo y no temo».
Los allanamientos en la casa de Lula, en el instituto que lleva su nombre, en la residencia de su hijo y otras propiedades, fueron en el marco de la investigación que la justicia brasileña lleva en su contra por presunto lavado de dinero y corrupción en la causa del Petrolao.