Un fanático del Estado Islámico entró con un fusil a una popular disco gay en Orlando y realizó la peor masacre desde el 11 de septiembre en la historia estadounidense. El joven había llamado al 911 para reivindicar al grupo terrorista.
Por su parte, el presidente de los EstadosUnidos, Barack Obama, condenó al hecho y dijo que se tratró de un “acto de terrorismo y odio” e “intolerancia”, y que investigará el caso a fondo.
En tanto, horas más tarde, la milicia sunita Estado Islámico (ISIS) a través de un comunicado que público mediante su agencia de noticias Aamaq, se adjudicó el atentado indicando que había sido un acto cometido por uno de sus “combatientes”. Mateen hacia tiempo que apoyaba y alentaba a esa agrupación yihadista en las redes sociales.
El atentado de este fin de semana es la segunda matanza que se vive en los Estados Unidos con motivo religioso en seis meses. La última había sido el pasado 2 de diciembre en San Bernardino California, donde una pareja de extremistas islámicos abrió fuego contra residentes del Centro Regional Inland, dejando el saldo de 14 muertos.