Los principales gobiernos del continente y la Unión Europea expresaron su desacuerdo por la intervención del Parlamento.
Estados Unidos denunció “una ruptura de las normas democráticas” por parte de la Justicia. A su vez, los legisladores de Uruguay condenó el “golpe de Estado” en Venezuela, Brasil repudió la decisión en una clara ruptura del orden constitucional” y Chile expuso su “más alta preocupación”.
Por otra parte, desde el viejo continente reclamaron un “calendario electoral claro” y no aceptó la invalidez de la Asamblea Nacional.