Conducir a ciegas

Manejar mientras se usa un teléfono, o con auriculares en los oídos o equipos de vídeo, es sancionado por el Código de Faltas porteño. Por esta infracción, durante 2018 se registraron 221.807 actas, contra las 142.236 del año anterior. El aumento ocurre aun cuando su detección es una de las más difíciles de penar porque exige la presencia de agentes. En la Ciudad, con la tecnología actual, no puede hacerse a través de fotos o cámaras.

La multa representa 100 Unidades Fijas, cuyo valor equivale al precio de medio litro de nafta del mayor octanaje que se vende en estaciones YPF del Automóvil Club Argentino. Hoy implica el desembolso de $ 1.785, pero se duplica si el conductor está escribiendo un mensaje y se triplica cuando esta acción la hace un colectivero, taxista, remisero o un conductor de micros escolares.

El endurecimiento frente al envío de mensajes se incorporó hace 11 años. Los expertos explican que bajar la cabeza para pulsar una sola tecla demanda entre dos y tres segundos, y más tiempo conlleva una distracción mayor. En tanto el uso del celular al volante se pena en Capital desde el 2000.

A pesar de lo antes mencionado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante 2018, hubo un 56% más de multas por manejar usando el celular. El crecimiento es respecto a 2017 y muestra que cada vez son más los automovilistas que cometen la infracción. El asunto en términos de seguridad vial es preocupante. Cuando un conductor mira el celular durante 3 segundos a 40 kilómetros por hora recorre 33 metros a ciegas.

Salir de la versión móvil