Según un informe realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos, el 36 por ciento de los ciudadanos de la Capital Federal redujo la porción de sus comidas por falta de dinero en el último año. Es que en un contexto económico en el que los precios de las tarifas subieron por encima del poder adquisitivo y la inflación sigue en alza con un 10 por ciento acumulado en el primer trimestre del año, parte de la población comenzó a ajustar en los productos básicos: los alimentos.
«Decidimos hacer un monitor de clima social para tener un termometro del impacto del gobierno y sus decisiones en la economía: según las nueve mediciones que hicimos para ver como se fueron dando esos números, luego de las elecciones 2017 comenzó un descenso por la devaluación, el impacto en precios y la pérdida del poder adquisitivo», resumió el director del CEM, Matías Barroetaveña, en diálogo con Frecuencia Zero.
El relevamiento, realizado en la Ciudad de Buenos Aires y los 24 municios del conurbano, reveló que se profundizaron los datos de inseguridad económica, alimentaria y laboral: una cifra superior al 50 por ciento de las personas consultadas expresaron que se vieron obligados a bajar la porción de comidas por no contar con el capital suficiente para comprarlos.
Barroetaveña explicó que las cifras alarmantes se sustentan en el «industricidio» que está planteando el Gobierno nacional. «Lamentablemente hay empresas como Arcor y La Serenísima que se endeudaron en dólares y hoy están muy complicadas: el gobierno ha logrado instalar una mirada sobre la sociedad en la que ‘el futuro es incierto’ y en un mundo moderno la responsabilidad es de cada uno y salir o no depende del mérito», describió.
Sin embargo, quien fuera ex Secretario de Empleo de la Nación, avisó que para poder salir de la crisis social y económica, hay tener en claro cual será el rol de la Argentina: «Contamos con una estrucutura educativa muy fuerte, con creatividad: lo que hace falta y está pendiente es el modelo de integración, que queremos ser en el mundo», concluyó.