Amancay Benetti es delegada de UTE- CETERA y docente de la Escuela N°4 D.E. 11 «Benjamín Zorrilla» de Bajo Flores. En diálogo con este medio, habló sobre la crisis alimentaria que se vive en las escuelas porteñas.
El problema de la alimentación en las escuelas se ha convertido en un síntoma alarmante tanto para las de jornada completa como las que ofrecen jornada simple. Las autoridades del Ministerio de Educación vienen reduciendo la cantidad de comida para los que almuerzan, como así también, los refuerzos del desayuno y de las colaciones: «Hay problemas graves con la calidad y con la cantidad de los alimentos que llegan a las escuelas», puntualizó la delegada.
«Estamos con menos viandas que niños. La provisión de
alimentos es regida en base al cálculo de la asistencia media. El peso
estipulado por plato es muy bajo y las viandas no son nutritivas»,
advirtió Benetti.
La inscripción para la beca alimentaria (para comer
gratuitamente) es online, y se ha convertido en una limitante. «En nuestra
escuela, hay 40 personas que no se han podido anotar. Posteriormente, hay que
presentar papeles para validar la inscripción, y el lugar de tramitación dejó
de ser la escuela», explicó la docente. El proceso de acceso a las becas
se ha complicado intencionalmente, para limitar su alcance.
El costo de la comida para los chicos que no tienen beca, es
de $110 por plato. «Las raciones se achican, se sacaron las meriendas en
las escuelas de jornada completa, y el desayuno y el almuerzo, son
insuficientes.» sostuvo Amancay.
«En nuestra escuela hay cocineros y se arreglan con lo
que llega. Lo emblemático del año pasado fue el reemplazo de carne por lentejas
en el pastel de papas. Las comidas tampoco son las que los chicos comen pero,
dada la situación, esto parecería ser un reclamo menor», reflexiona. Por
último, la dirigente de UTE-CTERA hizo foco en que «no hay celadores que
puedan atender a los chicos mientras comen y nos turnamos las maestras. Eso
también es un reclamo permanente».
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, no ha generado una instancia de control sobre el servicio que brindan los concesionarios de las viandas. Esto se ha constituido en una alerta para las escuelas y un reclamo de la comunidad educativa de las escuelas de la Ciudad. Además de la calidad y la cantidad de la alimentación, no hay un ente regulador que evalúe la calidad del servicio y de los alimentos:”tienen que arreglarse las escuelas directamente con el concesionario”, agregó.