Se registraron nuevas manifestaciones y episodios de violencia.
Pese a las advertencias de Donald Trump y el despliegue de fuerzas represivas, las principales ciudades estadounidenses continúan movilizadas contra del racismo. La ciudad de Seattle fue protagonista de un nuevo estallido social y la policía local respondió con gases lacrimógenos, gas pimienta y dispositivos de explosión repentina.
A su vez la capital del país, Washington DC, también fue testigo de protestas y represión policial a una semana del asesinato de George Floyd. En este caso se registraron saqueos y roturas de comercios y la policía intentó dispersar a la multitud con un despliegue que incluyó helicópteros volando a baja altura, balas de goma y gases lacrimógenos con los que procuraron desalojar las inmediaciones de la Casa Blanca para que Donald Trump pudiera salir.
También se produjeron estallidos similares en Los Ángeles y Texas, donde los manifestantes fueron dispersados por la policía. Por otro lado, en Chicago, en el estado de Illinois, miles de personas participaron en protestas en las áreas de Lakeview y Uptown, y se han producido saqueos en varios barrios.
Los manifestantes en todos los casos respondieron con piedras y en algunos casos, hubo disparos desde vehículos particulares hacia las fuerzas de seguridad.