Se trata de un fragmento de la cadena pasada variable del virus que, por medio de ingeniería genética está siendo probada en ratones y arrojó hasta ahora resultados positivos probados.
La Universidad de Pittsburg encabeza con su grupo de investigadores, las pruebas en ratones de este nuevo fármaco, denominado “AB8”, que resulta de un trabajo de investigación por el cuál un fragmento de la conformación genética del Sars Cov-2, causante del Coronavirus, es combinado con una proteína, para neutralizar al patógeno.
Jorge Geffner, doctor en Bioquímica e Investigador Superior del Conicet, explicó los beneficios del modelo propuesto por Pittsburg: “En vez de lo que hacen todos, que generan todo el anticuerpo monoclonal, el grupo científico trabaja con un fragmento diez veces menor y esto constituye una excelente ventaja porque es mucho más fácil de difundir hacia adentro de los tejidos. A los anticuerpos enteros les cuesta mucho más acceder a regiones del organismo; por ello, si lo que se busca es neutralizar al patógeno, estamos en presencia de una estrategia muy útil”.
“Es un anticuerpo hecho por ingeniería genética. Lo que los investigadores toman es el pedacito (cadena pesada variable) que se une a la proteína S del virus y a una porción muy específica de ella que se denomina RBD, que interactúa con el receptor celular AC2. Lo que se puede ver en el trabajo es que logran mejorar los valores de la respuesta antiviral, incluso, por encima del nivel de defensas que alcanzan los pacientes que se curan de coronavirus”, destaca Nicolás Torres, becario postdoctoral del Conicet.