Las poetas visitan a Juana Bignozzi empieza con la figura de Mercedes Halfon esperando en la puerta de un edificio y la voz en off relatando una pequeña historia sobre una joven poeta que va a entrevistar a Juana Bignozzi. Diez años más tarde la famosa poeta fallece y, en su testamento, deja sus pertenencias a amigos, ya que no había tenido hijos. A Mercedes le deja ni más ni menos que su obra literaria.
Las cámaras siguen, entonces, a esta joven escritora entre las cosas, los libros, los discos, las carteras, los elefantes que aparecen de todas las formas imaginables, en la casa donde vivió Juana Bignozzi sus últimos años. Detrás de ella hay un equipo de mujeres haciendo esta película, que aparece, además, dando indicaciones sobre cómo ponerse ante la cámara, cómo actuar.
De a poco, Las poetas visitan a Juana Bignozzi se revela no sólo como un documental sobre esta figura poética sino sobre gente que se acerca a ella, sobre esos jóvenes a los que ella siempre se refiere, y sobre cómo hacer una película sobre poesía, cómo filmar la poesía.
En el medio se intercalan entrevistas, imágenes de archivo, algunas líneas de sus poemas, las mencionadas inquietudes sobre la realización de esta película (a veces mientras una escena es filmada se pueden apreciar las discusiones detrás de cámara que, de repente, pasan a un primer plano y esto puede distraer un poco) y, sobre todo, vemos a una joven escritora asumir una responsabilidad enorme: hacerse cargo de la obra de esta poeta que escribió sobre política y, además, trabajó como traductora, reflexionando sobre el papel de albacea, porque no es lo mismo leerla desde ese lugar que desde el de lectora.
Recién pasada la mitad de la película se contextualiza y se dan datos biográficos y más duros sobre Juana Bignozzi, su vida llena de viajes, sus largos años fuera de la Argentina, sus muchas amistades y la pregunta que surge a partir de fotografías en reuniones de su país, ¿por qué en ninguna de esas visitas quiso quedarse? ¿Al final quién era Juana Bignozzi?
Ya más cerca del final, la pantalla se llena de gente leyendo sus poemas en voz alta. “Ahora puedo escribir eternamente” es una de las últimas líneas de su escritura que aparece en pantalla y nos demuestra que, quizás, nunca terminaremos de conocer a la persona pero nos queda su poesía.
Las poetas visitan a Juana Bignozzi es una película que cruza ficción y documental y que, desde la forma, explora varias aristas, tanto de la poeta como de la poesía y a la vez del cine, y abre más preguntas que respuestas. Pero a la larga el fin parece ser uno: que la gente lea a Juana Bignozzi, en voz alta o para sí, pero que se propague esa fuerte voz femenina que todavía tiene mucho para decir.