El especialista en temas ambientales, Juan Carlos Villalonga, comentó el informe de CAMESA sobre la incidencia de las energías renovables en el país, destacando lo que ocurrió en los últimos cuatro años con los proyectos licitados en el programa RENOVAR.
12.6% es la participación de las renovables en el mes de diciembre en la provisión total de energía en nuestro país. En 2020 las renovables produjeron más que las plantas nucleares que siempre estuvieron en el 3er lugar histórico de la provisión.
Esto se logró en un tiempo muy breve, desde 2018, y da cuentas de la rapidez y la facilidad con la que se puede poner en marcha este tipo de proyectos. El riesgo, la inversión y el financiamiento provinieron del sector privado lo que permite que el Estado se desligue de inversiones iniciales y envíe sus fondos a otros sectores más urgentes.
Para el año 2025, este porcentaje de 12.6% debería ascender al 25%, esa es la meta impuesta por ley. Para esto. “estamos en un serio problema porque el sector está paralizado. Hay algunos proyectos que están poniéndose en marcha desde 2018 pero dejó de haber licitaciones, por lo que va a comenzar a verse este parate en el achatamiento de la provisión de energía”, sentenció Villalonga.
El gobierno no tiene hoy una visión prioritaria hoy sobre la política energética y las decisiones no aparecen y se vuelve un sector imprevisible, entonces las inversiones no aparecen. No está en la prioridad del gobierno hoy resolver esto. Se necesita una vocación que se perciba desde el cumplimiento de los contratos, el saneamiento de CAMESA (quien comercializa la electricidad) que sufre el congelamiento de las tarifas, entre otros factores. Se debe demostrar la solidez de un proyecto para que la energía renovable sea comprendida como una necesidad de hechos concretos.
Los proyectos se dan, generalmente, entre privados que contratan un proyecto de renovables para comercializar su energía. Para esto el precio debe ser más barato que la del mercado, y bajo las condiciones actuales, esto ya no existe más. Pero lo que se debe determinar y lograr, es que el sector sea robusto para ser atractivo para las inversiones internacionales. La tasa de crecimiento de la energía fotovoltaica es del 20% a nivel mundial.