La pandemia trajo nuevos proyectos, cambios de hábitos y la conformación de grupos en pos de un sueño común.
Tras algunas batallas para mantener vivas las huertas en la Ciudad de Buenos Aires, el colectivo El Reciclador Urbano crea la primera Escuela de Huerta Urbana. Esta iniciativa se realiza en un espacio cedido por la murga “Les verdes”
Desde el colectivo señalan la importancia de lo destacado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que “viene promoviendo vigorosamente la agricultura urbana y periurbana en América Latina y el Caribe y, según su último informe intitulado “Ciudades más verdes en América Latina y el Caribe” (2016), ésta actividad es decisiva para la seguridad alimentaria y nutricional; ofreciendo alimentos locales, frescos, de elevado valor, a numerosos habitantes de las ciudades”.
Además, desde esa misma institución proponen e invitan, a través del documento “Prácticas para la producción de huertos familiares urbanos” (FAO, 2012), al uso de neumáticos descartados para la construcción de canteros en la producción hortícola. La reutilización de éstos es un gran beneficio para el ambiente y la humanidad, evitando así la contaminación y la reproducción de vectores perjudiciales para la salud de la sociedad.
Agustín Reus, integrante de “El Reciclador Urbano”, invita a participar de la Escuela de Huerta Urbana Agroecológica “La Margarita” ubicada en el barrio de Constitución ( Soís 1286) inscribiéndose en el formulario asegurando: “Ésta escuela viene a cubrir una demanda genuina”.
Al comienzo de la pandemia el único lugar que quedó disponible fue el espacio público y allí se empezaron a producir alimentos, “los vecinos y vecinas se unieron para poder generar una huerta y esto vino directamente aparejado de una demanda genuina de conocimiento de producción hortícola urbana, porque no existe bibliografía”.