Un juego compartido

Diputadas del oficialismo porteño presentaron un proyecto en la Legislatura para que en plazas y parques de la Ciudad existan sectores adaptados a personas con trastornos del espectro autista (TEA). Natalia, mamá de Ramiro e integrante de TGD Padres CABA, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, comentó su parecer sobre esta iniciativa y recalcó la necesidad de una mayor inclusión en todos los ámbitos de la sociedad.  

Las legisladoras Ana María Bou Pérez y María Cecilia Ferrero, de bloque Vamos Juntos, presentaron una propuesta progresivamente: “Sistema de Parques, Plazas y Plazoletas Inclusivas para niñas, niños y adultos con autismo”. Natalia es la mamá de Ramiro, un niño dentro del espectro autista, que integra el colectivo TGD Padres CABA. Por eso, es una voz autorizada para analizar las vicisitudes de este proyecto: “Cada persona con autismo es diferente a otra persona con autismo. Por eso, se habla de espectro: hay mucha variedad. No todas tienen las mismas necesidades. Alguna de las cosas que se piden para las plazas es, por ejemplo, que haya rejas; algo que ya ocurre en muchas plazas, porque muchas personas son escapistas, entonces, que sea un espacio cerrado les da seguridad a las familias. Otro punto es que, como hay personas que son muy sensibles a los ruidos, las plazas estén alejadas de zonas donde haya sonidos muy fuertes, como avenidas. También, que haya pictogramas. Las personas con autismo necesitan mucho de apoyos visuales porque hay cosas que son a nivel cognitivo; son pensantes en imágenes. Por ejemplo, que para subir al tobogán haya imágenes; cuando hay que esperar, hacer una fila, eso ayuda mucho, sería como explicar así las instrucciones del juego. En definitiva, todo se trata de la empatía y la paciencia; eso es lo que más ayuda”.

Natalia también se refirió a otras cuestiones cotidianas que debe enfrentar un niño dentro del espectro autista, como por ejemplo, la relación con el sistema educativo: “Hay que salir del cuadrado donde se enseña y se dice cómo tiene que aprender. Hay que buscar la forma de cómo cada chico aprende, tanto para quien tenga o no autismo, cada uno tiene su desafío. Por eso, es importante el ingreso a la escuela, porque más allá de que hay leyes que están hechas para cumplirlas, así, con todas las leyes a favor, a los chicos con autismo les ponen tantas barreras… ¿Por qué lo tengo que poner a mi hijo en esa situación tan tensa? Por eso, pedimos que se los incluya. Somos personas y todos tenemos los mismos derechos. La escuela se tiene que adaptar al alumno, cambiar de una escuela común a una especial no es la solución. Hay que buscar alternativas, incluirlos, formar equipos, docentes, terapeutas y ver los logros, no solo lo que falta… En el caso de Ramiro, ver cómo se puede quedar en aula –que antes no lo hacía–, verlo jugar integrado con los compañeros –que antes no lo hacía– son cosas importantes. Quizás, no tenga la mejor letra, pero el hecho de que pueda escribir, de que pueda leer y jugar a los jueguitos en la computadora son cosas que a mí me llenan de felicidad”.

Por último, Natalia señaló un detalle que no es menor: “En el proyecto, se nombra la Ley 27043, que es la Ley de Autismo, y CABA todavía no adhirió. Estaría buenísimo que la Legislatura también adhiera. Porque más allá de que está en vigencia la Ley 6151, que es la detección temprana, la Ley 27043 es para toda la vida y esperamos que se pueda implementar en la Ciudad también”.

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