The Forgotten City nació, originalmente, como un mod narrativo de The Elder Scroll V: Skyrim, el exitosísimo juego de Bethesda. Su éxito fue tal que más de 3 millones de personas lo descargaron. Es así que su desarrollador –acompañado de otras dos personas– decidió trabajar día y noche para convertirlo en un juego autónomo.
The Forgotten City se encuentra disponible para PC, PS4 y PS5 y Xbox One y Xbox Series X/S
No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no mentirás…
The Forgotten City nos pone en la piel de un hombre nacido en la actualidad, al cual debemos asignarle un nombre, una apariencia física y un poco de trasfondo.
La primera persona con la que tenemos contacto, una joven llamada Karen, nos envía en busca de alguien que desapareció luego de sumergirse en lo que parecen ser ruinas de una ciudad del Imperio Romano. Mientras investigamos los restos arqueológicos ocurre algo que nos hace viajar al pasado. Un pasado donde dicha ciudad se encontraba en su máximo apogeo.
La realidad de dicha ciudad lejos está de ser lo que aprendimos mediante libros y/o películas. Sobre ella pesa una terrorífica maldición: todos sufrirán el pecado de uno solo. En cuanto alguien cometa algún tipo de delito (como robar o matar) sus habitantes se convertirán casi instantáneamente en estatuas de oro. Almas en pena atrapadas ahí para siempre.
Claro que es una tarea imposible no cometer algún tipo de delito durante la partida. Es por eso que existe un portal –que se habilita al pecar– que nos permitirá reiniciar el día. Es así como The Forgotten City también nos sumerge en un bucle temporal.
De esta manera, el Magistrado Sencio –la persona que manda en el lugar– nos encomienda dos misiones: averiguar quién está a punto de romper la regla de oro y qué hay detrás de esta aterradora maldición.
Entrar en más detalles sería, básicamente, spoilear –y nadie quiere eso–. Sólo voy a decir que es sumamente interesante el lugar para dónde se encamina todo. La decena de aristas que se van abriendo –y las incógnitas que acompañan a cada una de ellas– hacen que The Forgotten City sea esa clase de juego sumamente atrapante, que te impulsa a querer saber más y más.
Mucho más que una aventura narrativa
Definir a The Forgotten City como una simple aventura narrativa es no hacerle justicia. Desde el vamos, su estilo de investigación/exploración se asemeja mucho más a Paradise Killer, aquel juego de Kaizen Game Works que rompió con el concepto más allegado al género de detectives. Básicamente estamos es un mundo abierto (o semejante a uno), donde podremos ir conversando con las personas y explorando el lugar casi a nuestro antojo.
Conversar con todos los habitantes y escuchar sus respectivas historias es una cuestión casi vital. Los personajes con los que nos topemos (conversemos) nos encomendarán misiones secundarias. Si bien podremos obviarlas, la realidad es que llevarlas a cabo hará que sea mucho más fácil el camino hacia nuestro objetivo principal.
Como mencioné previamente, por irónico que se vea, es sumamente necesario romper, en algunas situaciones, la regla de oro. Esto nos permitirá empezar un nuevo ciclo con algunas ventajas: secretos, cosas que van a ocurrir e, incluso, si robamos algo podemos quedarnos con el objeto en cuestión.
The Forgotten City cuenta además con mecánicas que hacen que la experiencia no sea tan llana –como suele ser en las aventuras narrativas–. Contamos con ciertas acciones, como disparar, que rompen con la monotonía que suele caracterizar a la investigación. De esta manera, la experiencia cuenta con un ritmo mucho más dinámico e interactivo.
El punto más flojo del juego
El diseño de los personajes y las animaciones parecen de plástico. El trazado de los personajes no sólo es tosco, sino que además resulta una copia entre sí. Lo único que los diferencia son los peinados y la ropa. Básicamente, son todos gemelos con pequeñas diferencias casi imperceptibles.
Las animaciones rompen por completo con el clima en el que nos sumerge el juego. Las gesticulaciones de los personajes no se condicionan en absoluto con lo que nos están contando.
Dejando de lado eso, no todo es negativo en este punto. Cabe destacar que la representación del Imperio Romano sí se encuentra bien lograda. Los escenarios –y la iluminación que se utiliza en cada uno de ellos–logran ambientarnos de manera adecuada en la trama que se nos propone.
De igual manera, no hay que perder de vista que el juego fue realizado por sólo tres personas.
Un sonido envolvente
Siguiendo con los aspectos más bien técnicos, su apartado sonoro logra ubicarse unos escalones por encima del gráfico. Los sonidos son completamente envolventes –recomiendo jugar con auriculares–, ayudándonos a sumergirnos más en los climas por los que pretende hacernos atravesar la experiencia.
Requisitos del Sistema
MÍNIMO: SO: Windows 7 SP1 64-bit – Procesador: 3GHz (4 Core) CPU – Memoria: 8 GB de RAM – Gráficos: NVIDIA GTX 750 Ti 2GB | AMD Radeon R7 265 – DirectX: Versión 11 – Almacenamiento: 26 GB de espacio disponible – Tarjeta de sonido: DirectX Compatible
RECOMENDADO: SO: Windows 10 64-bit – Procesador: 3.2 GHz (4 Core) CPU – Memoria: 8 GB de RAM – Gráficos: NVIDIA GTX 1060 | AMD Radeon RX 580 – DirectX: Versión 11 – Almacenamiento: 26 GB de espacio disponible – Tarjeta de sonido: DirectX Compatible – Notas adicionales: Recommend installing on SSD