Alimentando la dignidad

Sandra Acuña, responsable del Comedor Los Angelitos  de Lugano, comentó en diálogo con FRECUENCIA ZERO como surgió este proyecto que actualmente es una asociación civil que ayuda a la comunidad del barrio y las dificultades que debieron enfrentar para seguir adelante en el contexto de pandemia.

A fines de los años 90, la situación del país era desesperante para gran parte de la sociedad argentina: desocupación, hambre, falta de oportunidades marcaban la vida cotidiana de los sectores más postergados. En medio de ese panorama desolador, como una manera de unirse ante el dolor, en 1998 nació el Comedor Los Angelitos: “En octubre cumplimos 23 años desde que funciona con el comedor. Empezamos con una copa de leche, después dimos almuerzo y cena. Ahora estamos dando viandas por la situación actual. El último tiempo fue algo muy difícil porque nadie estaba preparado para esto. Fuimos siguiendo las recomendaciones de los médicos.  Yo en un momento hablé con las chicas que colaboran en el comedor para ver si querían seguir adelante o resguardarse en casa con su familia y todas me dijeron que quería seguir ayudando, de esta manera pudimos mantener las puertas abiertas durante todo el confinamiento”, relata Sandra.   

La pandemia agravó la situación de un barrio donde hay necesidades estructurales y mantener el sustento se hizo casi imposible durante la etapa más dura de restricciones. Sobre este momento Sandra comenta: “Todo empieza con la falta de trabajo, con las changas no alcanza para pagar el alquiler, el sueldo no alcanza y muchos empiezan a venir al comedor.  Actualmente atendemos a 110 familias y damos viandas para 435 tapers. Cuando empezamos teníamos 35 chicos que venían a tomar la leche y luego, como sabemos, la situación económica fue empeorando y creció la gente que venía. Luego, cuando con el tiempo, fuimos viendo la posibilidad de ir  incorporando otras actividades, como talleres de pastelería, asesoramiento jurídico gratuito, oftalmología solidaria y distintas cosas que vamos implementando. La asistencia jurídica se mantuvo de manera telefónica a lo largo de la pandemia. Hay abogados que vienen hace 15 años y nunca cobraron nada. De a poco todo lo que tuvimos que suspender, como los talleres, lo vamos reanudando”.

Acerca de cómo se vivieron los dos últimos años y cuáles fueron las consecuencias que pudieron ver en la comunidad, Sandra Acuña aporta: “Se pasó muy mal todo. Habitualmente las mujeres somos las que damos la cara para darle de comer a la familia, la que salimos a buscar la manera. El hombre sale,  trabaja y vuelve a la casa con lo que pudo ganar. Durante la pandemia fueron muchos los hombres que vinieron a buscar un plato de comida y eso me marcó mucho, porque demuestra que no tenían otra alternativa. Hoy por hoy lo que más se escucha es la falta de trabajo. En Lugano, enfrente de Ciudad Oculta, mucha gente alquila una piecita por alrededor  de $15000 y las familias viven hacinadas. Cuando no les quieren alquilar más y se tiene que ir, la gente no sabe qué hacer.  Me dicen que en Provincia no hay muchos comedores, no saben dónde ir a pedir recursos y uno trata de estar ahí para ayudar. Durante la pandemia muchos la pasamos mal, hubo compañeros que quedaron en el camino. Yo estuve en terapia, pude salir y agradezco a la gente que mantuvo activo el comedor para que siga adelante, siento que desde los comedores nos pusimos la pandemia al hombro”.

El Comedor Los Angelitos está ubicado en la calle Luis Alberto Herrera 3480. Se puede contactar por teléfono al  11-6373-0074 y a través del Facebook: AsociacionCivilComedorLosAngelitos para conocer más y colaborar con el trabajo que vienen sosteniendo.   

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