RiMS Racing es el chico nuevo del género de motociclismo que viene pisando fuerte para rivalizar con franquicias exitosas como MotoGP y Ride 4.
RiMS Racing esta disponible para PC, Nintendo Switch, Xbox One, Xbox Series X, PlayStation 4 y PlayStation 5.
Este juego fue desarrollado por el estudio italiano RaceWard Studio. El cual nos trae este diamante en bruto para dar nuevos aires a un género que venía monopolizado desde hace tiempo por los mismos de siempre.
Desde el taller hasta el asfalto
RiMS Racing, al igual que la enorme mayoría de juegos de carreras, no tiene específicamente una historia. Somos un (o una) piloto que busca la gloria en dos ruedas desafiando a la muerte en cada curva. Para eso contamos con un equipo técnico que nos asistirá en nuestro taller; en el cual podremos comprar nuestra moto, adaptarla, ponerla a punto y ajustar cada parámetro a nuestra preferencias y estilo de manejo. Tendremos una variedad interesante de circuitos, algunos de ellos muy conocidos como Silverstone o Nürburgring detallados al milímetro, otros son creatividad de los desarrolladores. Incluso en ocasiones podremos correr en ruta.
El catálogo de motocicletas es bastante acotado: sólo 8 motos. Las marcas líderes como BMW, Yamaha y Kawasaki nos presentan cada una su respectiva joya de la corona con un nivel de realismo impresionante. Cada pieza puede ser intercambiada, modificada o desmantelada. Ese nivel de detalles mecánicos es el arma de doble filo que enaltece y condena a este título: desde lo positivo nos da una profundidad en el gameplay superior a sus competidores directos. Desde lo negativo, después de 10 minutos de estar haciendo 5 o 6 combinaciones de botones para desatornillar cada pieza relacionada al cambio de pastillas de freno se vuelve muy engorroso. Tanto que empieza a molestar y dificultar la experiencia de juego (después de cada carrera tendremos que cambiar 3 o 4 piezas, mínimo).
Fundiendo biela
Los controles del juego son lógicos y se asemejan a los de otros juegos de carrera. Es importante destacar que la curva de aprendizaje para jugar este juego es muy, pero muy ardua… tal vez demasiado. Los tutoriales son muy escuetos y directamente te largan a la pista con unas tímidas flechitas de colores que te indican cuando acelerar y por donde tomar la curva. Tomar una curva a 200 km/h sin caer 25 veces de la moto fue una hazaña, tardé más de una hora en aprender para poder terminar una vuelta entera sin caer. En la vida real hubiera quedado cuadripléjico en el primer intento, lo cual me hace valorar más el trabajo de Valentino Rossi y sus colegas.
La inteligencia artificial del juego es desafiante pero demasiado rústica, tanto que los competidores te pueden chocar o incluso llegan a chocar entre ellos como si no supieran que están ahí.
Como detalle de color llama la atención la necesidad de descargar DLCs de 1 gigabyte para jugar la campaña apenas instalamos el juego. Es mucho teniendo en cuenta que el juego base pesa 16gb. Desde lo bueno, el modo multijugador parece decente. Queda la puerta abierta para bajar contenido descargable de nuevas pistas y aditamentos.
Gasolero
Respecto al apartado gráfico encontramos algunas novedades… no muy satisfactorias. En primer lugar, el nivel de detalle a los elementos decorativos de la pista es realmente pobre. Particularmente el diseño de los espectadores del público no está a la altura de los gráficos esperables para cualquier juego de play 4. Tampoco es agradable la disminución de FPS que es notoria en ciertos puntos del circuito. Por lo demás, no quiero decir que los gráficos sean estrictamente malos, pero no están a la altura de sus competidores directos.
Los efectos de sonido están bastante bien: ruidos de motores bien logrados, música electrónica que acompaña sin molestar y se agradece que los tutoriales sean hablados en español.