Una educación decadente como reflejo del progresismo

Guillermina Tiramonti, especialista en educación, explicó que la educación en Argentina está estancada. Los intercambios y los debates acerca de la educación son hacia dentro del sector. Lo que propone Tiramonti es comenzar a abrir la discusión.

Hay que orientarse hacia la búsqueda de una educación equivalente para los distintos sectores sociales. Pero esto no es un esfuerzo que se haga desde «el progresismo». El esfuerzo se hace por cada uno de los grupos de origen. «Me parece bien valorar las conductas de los sectores, pero es necesario que todos tengan los instrumentos equivalentes para hacerse lugar en la vida», agregó Tiramonti en diálogo con FRECUENCIA ZERO.

Además, hay un «catecismo» dentro de la educación, y esto produce una destrucción del saber. «Se proclama que es lo que tenés que pensar y que no, que está bien y que mal». Hay una falta de libertad en cuanto al pensamiento y los saberes. Esto produce un pensamiento «decadente».

En cuanto a la meritocracia dentro de la docencia y las disputas que hay en la Ciudad de Buenos Aires por la modificación del Estatuto Docente, Tiramonti explicó que «el deber ser del progresismo» son solo los intereses de los docentes trabajadores. Pero hay algo que se pierde de vista: «el interés de los estudiantes», el derecho a tener un docente que les enseñe. 

Los incentivos que tienen los funcionarios políticos para mejorar la educación son pocos o nulos. Y esto tiene que ver con que cada una de las veces que se intenta reformar algo hay un costo muy alto en términos de conflictos. Los sindicatos interrumpen clases e indefectiblemente esto repercute en las familias y la sociedad en su conjunto. «Pero recién ahora después de la catástrofe del covid vinieron las demandas», resaltó Tiramonti.