Luego de que Cristina le regale el libro Diario de una temporada en el quinto piso de Juan Carlos Torres a Alberto Fernández por su cumpleaños comenzó un revuelo por el mensaje detrás del regalo. Un libro que luego de que lo mencionara la vicepresidenta comenzó a subir sus ventas.
En el libro, el gran héroe es Sourrouille y el villano es Bernardo Grinspun, que es su antecesor en el ministerio de Economía. El autor del libro mira todo esto de costado, tiene un rango menor en el ministerio, se ocupaba de escribirle los discursos a Alfonsín.
Siguiendo con esta línea, Sartelli explica que el nombre de Sourrouille suena por algo: «Se viene un plan austral, un plan de convertibilidad o plan Lavagna; un plan de pedido de estabilidad económica. Dudo que sea un plan Lavagna, porque viene luego de la hiperinflación. Pero sí un plan de ajuste relativamente heterodoxo».
«La banda y el bastón no son el poder»
En línea con las últimas declaraciones de la vicepresidenta, Sartelli adhirió al hecho de que aunque le pongan a un presidente la banda y le den el bastón no significa que tengan el poder. Más bien, es una porción de poder, que en el caso de Alberto Fernández es mucho más minúsculo porque los funcionarios no le responden.
Se puede traer a colación lo ocurrido durante la Semana Santa, cuando se dijo que los funcionarios que no estuvieran alineados con las políticas económicas del gobierno iban a tener la salida de sus cargos. Sin embargo, aún se ve al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, criticando las medidas que intenta imponer Guzmán acerca de la suba de tarifas.
Finalmente, Sartelli aseguró que los partidos de tinte populista no tienen un programa definido cuando llegan al poder. No hay un norte, se puede observar que los partidos llegan sin plan al poder.