«Hasta el último suspiro nunca asumió lo que fue, un genocida»

Este fin de semana murió el represor Miguel Etchecolatz, a sus 93 años y cumpliendo condena en una cárcel común.

La noticia planteó cierta ambigüedad en los sentimientos de familiares, amigos y organismos de derechos humanos que continúan comprometidos por saber la verdad sobre la desaparición de Jorge Julio López, el albañil y militante que fue secuestrado y torturado durante la última dictadura militar. Había acusado al exjefe de Operaciones de la Policía Bonaerense por delitos de lesa humanidad, Miguel Etchecolatz, en 2006 y luego desapareció.

Rubén López, hijo de Jorge Julio López, señaló durante una entrevista en Radio Universidad de La Plata: «Lamento mucho que se haya muerto porque hasta el último suspiro nunca asumió lo que fue, un genocida. Nunca se hizo cargo de lo que cometió, nunca dijo dónde está Clara Anahí y tampoco dijo qué hizo con mi viejo».

«Convengamos que Etchecolatz nunca iba a decir nada, pero mientras estaba vivo conservamos la esperanza. Ahora veremos si alguien de su entorno se atreve a hablar. Es lo único que nos resta esperar. Se murió y se llevó muchos secretos». 

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