En Europa hace muchos años que se vienen utilizando las energías alternativas, pero en este último tiempo se están impulsando varios proyectos como respuesta a la crisis energética que está viviendo a partir de la guerra en Ucrania. El viejo continente duplicó el precio del gas dado que Rusia es el principal proveedor.
A su vez, destacó que en Argentina también se están llevando a cabo varios proyectos. Pero la generación de biogás aquí se comenzó a dar con mucha antelación, ya en el siglo pasado con capitales nacionales pero por falta de financiación no se pudo seguir adelante. Muchos años después vinieron empresas de Alemania e Italia que trabajaron sobre el biogás en Argentina.
“Desde 1980 el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) comenzó a trabajar el tema del biogás, que cuando lo dejó lo siguieron la Universidad Tencológica Nacional (UTN) y la Universidad Nacional de Lujan, pero por falta de apoyo económico quedamos a mitad de camino”, recordó Mazzotta.
El biogás es una fuente de energía limpia, renovable y orgánica que además ayuda a resolver desafíos ambientales globales. Un mayor uso de biogás permite la eliminación de la basura que puede presentar riesgos para el medio ambiente y la salud.