«Sabes que me di cuenta Viejo»

Sabes que me di cuenta Viejo… que nunca te conté cómo terminó todo al final.

Yo no sé cómo funcionan las cosas por allá. Cómo llegarán las noticias, quién es el encargado de avisarles lo que pasa acá abajo. Tampoco sé si andan en los detalles. Pero lo que sucedió estos días, Viejo, no fue un detalle. Pasó algo hermoso, sigue pasando… y acabo de darme cuenta que todavía no me senté a contártelo.

Acá, las noticias las siguen contando los mismos de siempre. Acá sí, puedo decirte cómo llegan las novedades, como las cuentan y en qué momento. Pero en esta oportunidad, la tienen media difícil, Viejo. No le están pudiendo bajar el precio a lo que pasó. No están pudiendo con esta alegría ¿Sabes por qué, Viejo? Porque acá nadie se perdió ni un minuto de lo que pasó. Quizás algunos cerraron los ojos un ratito, quizás otros aprovecharon para irse a fumar al balcón un ratito o encerrarse en el baño unos segundos… pero lo que te perdías, cuando volvías a abrir los ojos o te acercabas de vuelta al televisor, quienes tenías al lado ese día, se encargaban de contarte todo: “¿no sabes lo que acaba de pasar?”

Pero en tu caso, no sé cómo fue Viejito. No sé si pudiste ver todo lo que pasó. Me di cuenta, por ejemplo, que nunca te pregunté dónde te juntabas a ver a la Selección. Si se reunían con otros viejitos, con los nuevos que se van sumando… O si lo mirabas solo, a un costadito, cebándoles cada tanto un mate a los abuelos. No te pregunté cómo lo viviste, que gil… ¿Será que, también, te levantaste como nosotros, cuando Paredes explotó el banco de suplentes de los holandeses? ¿Será que también se te cayó una lágrima cuando los hijos de Scaloni bajaron de la tribuna para abrazarse con nuestro DT? ¿Será que, como nosotros, te quedaste 5 minutos congelado esperando que validen el tercer gol de la Pulga?

Anoche me desvelé. Como tantas noches desde hace 2 meses. Pero desde hace 20 días, en ese momento, me incorporo, agarro el control remoto y pongo TyC Sports. Sea la hora que sea. Y ahí están estos pibes haciendo de las suyas, poniéndome la piel de pollo otra vez, como si los viera jugar por primera vez. Hasta me paro de nuevo, como cuando está por venir un golazo y te levantas porque no podes creer lo que sucede. Bueno, eso. Me pasó ayer otra vez, a las 2:20 am. Atrás de mitad de cancha, Leo se la da de cachetada a Julián Álvarez, este de primera a Mac Allister… y emoción otra vez, la puta madre.

Y ahí, cuando lo vuelvo a gritar, cuando lloro con Angelito, te me viniste a la cabeza, Viejo ¿Será que viste esta obra de arte? ¿Será que te paraste como yo y lo perdonaste a Di María para siempre? ¿Será qué tiraste el mate a la mierda y hasta los abuelos te dijeron “que golazo hizo Fide”? ¿Será que tuvieron un entretiempo hermoso y que al rato, sufrían como nosotros?

Perdón Viejo, me olvidé de contarte el final de la película. Se me pasó. Con todo lo que te hablé durante el Mundial. Con todo lo que te pedí cada noche previa a los partidos, con lo que te relojié cuando la cosa se ponía brava…

Pero acá estoy. Pa’ contarte que somos campeones del mundo, Viejo. Que tenemos un arquero que es una maravilla, como cantabas vos… y que volvimos a tener un 10 de otro planeta. Ya sé, “Diego es el más grande”. No te asustes, no dejé de ser maradoniano. No me olvido de los especiales de Quique Wolff que vimos juntos de Pelusa en Nápoles, en Boca, en Argentinos y en el ’86. Es más, al otro día, el lunes al mediodía, me saqué turno pa’ tatuarme la firma en el gemelo. Y sí, si lo extraño casi como te extraño a vos, casi como extraño a los abuelos. Cada día un poco más. Pero apareció otro marciano, Viejo. Se llama Lionel Messi. O Leonel, con e. Nunca sé cómo se escribe. Pero creo que no importa. A vos tampoco te debe importar. Es más, acá ya le decimos Lío y le queda hermoso. Porque este enano hizo eso, Pa: lío. Como nos dijo el Papa: “hagan lío”. Un lío hermoso, como Pelusa, Viejo. Y como Diego, nos dio la copa. Para que hoy pueda sentarme a escribirte, llorando desde hace 10 minutos, pero de alegría Viejo. Porque somos campeones del mundo y creo que lo vimos juntos.

Ilustración: Valeria Gómez
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