Marianela (Maru o la China) es bancaria en la semana, DJ Azul y Oro los domingos y, junto con un grupo de amigos de La Boca, los jueves alimenta a 30 familias.
Al calor de necesidades urgentes, como alimentarse y no pasar frío, hace más de tres años nacía Alto Guiso en el barrio de Moreno, provincia de Buenos Aires. “Tenemos que salir a cocinar y ayudar a la gente; hace mucho frío”, le decía Juan a Sergio, dos amigos que le mostraban a Maru lo que luego tendría lugar en La Boca, Capital Federal. “Es lo que siempre quise hacer: estar al servicio. Y si es con la gente del barrio, de La Boca, mejor”.
Marianela (Maru o China, como le decía su papá) trabaja de lunes a viernes en un banco. Xeneize y maradoniana, los días que juega Boca pasa música a cuadras de La Bombonera y hace la fiesta en Kiosco Pirulo para los que van y vuelven de la cancha. Pero su vocación más importante, dice, está ligada al servicio. “La vida me presentó a los creadores de Alto Guiso Moreno cuando yo vivía en Morón. Cuando podía, colaboraba. Pero, en ese momento, mi situación era otra”, comienza relatando Maru.
Un buen día, Maru se muda a La Boca. Y con la pandemia, ir a Moreno a colaborar ya no era tan fácil. “Ahí pensé: ‘es acá’. Caminé, observé mucho, hablé con muchos vecinos… Me informé sobre cómo eran los comedores acá, en el barrio”, relata la China, destacando necesidades similares, pero entendiendo que cada barrio tiene una lógica distinta. “Y, por suerte, fueron apareciendo las personas justas: familiares, amigos y vecinos que empezaron a donar lo que hacía falta. Y salió”.
Día, lugar y manera de parar la olla
“Al principio, fue medio a los ponchazos. Es un camino… Primero, lo generamos entre nosotros, con nuestros familiares y amigos, que nos iban dando una mano. Pero la idea era que la gente nos ayudara”, recuerda Maru, agregando que todos podían ayudar, incluso aquel que no pudiera acercarse a cocinar junto a ellos.
Alto Guiso La Boca funciona todos los jueves, a partir de las 20 h. “Por ahora, no nos da para más días. Sería un buen norte sumar otro día. Pero, también, necesitamos un lugar fijo donde cocinar, donde tener las cosas. En un momento, nos habían prestado una biblioteca, cerca de Caminito. Ahora todos hacemos un poco en nuestras casas o en la calle”, cuenta Maru.
Características del encuentro
“Al principio, había un poco de timidez. Costaba. Va variando, pero hay un grupo de 10 familias, que vienen desde el principio”, detalla la China y dice que hoy cocinan para 30 familias. “Quizás, ves que por familia se acerca una sola persona. Pero viene a responder por cinco, seis o siete personas”. Con el paso del tiempo, cuenta que fueron encontrando el ritmo y encontrando distinciones muy valiosas respecto a otros lugares. “Lo importante es generar un vínculo con la gente, que se sientan cómodos. Llegar, saludar, charlar y preguntarle a cada uno: ‘¿cómo estás?’ de una manera sincera. Creemos, en gran parte, que, además de cubrir una necesidad, la gente va en busca de eso: charlar, que alguien los escuche. A veces, ponemos música, bailamos…”.
“Nada vale si hay un niño en la calle”
La canción que Mercedes Sosa grabó junto a Residente es la bandera de Alto Guiso, primero, en Moreno y, ahora, en La Boca. “A mí, en particular, es algo que me interpela mucho”, expresa Maru y nos dice que esta frase fue plasmada por sus amigos Juancito, Sergio, Dieguito y Mariano. “Son unos pibes con un corazón enorme”.
“En Moreno, pasan cosas muy crudas con respecto a los chicos. Los ves en las plazas pasando frío, hambre… Muchos chicos en las calles, pasándola mal. No lo veo tan crudo acá respecto a los niños. Pero quedó la frase, sobre todo, por el lugar donde surgió, porque es de la Negra y porque es un temón”, describe Maru, en pos de lo que observa en La Boca. “Acá, la mayoría tiene un techo, pero hay mil necesidades básicas”.
Necesidades más urgentes
Entre las prioridades, la China nos hace saber que precisan arroz, arvejas, lentejas, aceite, condimentos, pollo y verduras; y que “el norte es poder tener un lugar físico”. Al no contar con ello, la capacidad para recibir grandes donaciones es limitada. “No sé cómo lo vamos a lograr, pero ya estamos pensando en eso para poder crecer, para poder ofrecer más cosas a la gente. Se pueden sumar talleres, charlas… Hay mucho para hacer en el barrio”.
“A la gente solo la ayuda la gente”
“Creo que está buena la existencia de la política, es necesaria para lo macro. Pero nosotros nos dedicamos a lo micro: a lo que podemos hacer entre amigos, que se hacen un ratito para darle una mano al de al lado”, concluye Maru. Y agrega una estrofa a Fantasía y realidad de Callejeros: “A la gente solo la ayuda la gente, sí. Porque, en el día a día, hay que resolver y hacer algo ya”.