Las elecciones primarias del pasado domingo se caracterizaron por tener una modalidad diferente en Ciudad de Buenos Aires: los ciudadanos debían votar cargos nacionales en boleta papel, pero luego cargos nacionales en boleta electrónica. Sin embargo, el funcionamiento de las máquinas de votación estuvo en el centro de debate, a partir de la declaración de la jueza Servini de Cubría y de las demoras en los colegios. “Se contabilizaron 22 denuncias ante la fiscalía electoral de la capital: 15 fueron por mal funcionamiento, 5 por autoridades que no dejaron votar y 2 por desconfiar en la privacidad del voto”, explicó Federico Galante, especialista en tecnología.
El especialista también hizo referencia a otros casos internacionales donde la votación electrónica estuvo en discusión: “en 2017, en Países Bajos se iban a realizar elecciones con el voto electrónico, pero luego de una advertencia de EE.UU, el primer ministro envió una carta al parlamento para decir que no iba a poner en riesgo las elecciones, ya que había alertas de posible hackeo ruso”. Asimismo, relató la experiencia de Alemania en 2005: “ya habían implementado el sistema electrónico, pero no estaban garantizadas las condiciones de confiabilidad porque no se podía saber si el voto emitido lo había hecho la misma persona o no; a diferencia de CABA, estas máquinas sí estaban conectadas a otros sistemas”.