Sociedad

«CUANDO LA VOLUNTAD ES SALUD»

El grupo de Promotores Voluntarios de Salud para Adultos Mayores del Hospital Ramos Mejía vuelve a convocar a adultos mayores a formarse para detectar problemas en comunidades de la tercera edad y diseñar proyectos que busquen su solución.

«Un promotor voluntario de salud no es un asistente terapéutico, sino que es una persona que se prepara para pesquisar situaciones que pueden precisar algunas correcciones en la comunidad de adultos mayores de la que es parte” detalló Miguel Hadid, responsable de la Unidad de Geriatría del Ramos Mejía.
El comienza el 23 de enero y culmina el 4 de abril y tiene como objetivo formar personas que puedan identificar un problema dentro de su comunidad siguiendo una metodología de trabajo, discernir cuáles son las causas y plantear cómo se haría para corregir eso y si es factible.

El grupo de Promotores Voluntarios del hospital, que hoy ofrece esta capacitación, se conformó en 2003 como una prueba piloto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en trabajo conjunto con PAMI.

“Se pusieron en marcha estos grupos en distintos hospitales de la Ciudad y tuvimos la suerte de que el nuestro fue uno de los dos que subsistió aun cuando se retiró la ayuda oficial”, comentó Hadid. “Lo central de la propuesta es que el especialista formó un equipo de trabajo horizontal en el cual nadie le dice lo que tiene que hacer al otro, sino que todos aportamos en las reuniones por igual. No se trata de venir a que me digan que tengo que hacer. Los promotores son quienes a su vez capacitan en los cursos y muchos de ellos están a cargo de algún taller”, agregó Hadid. Y detalló que: “nuestro espíritu es que la gente es dueña de su salud. No tiene que venir alguien a decirte; venga a recibir atención por esto o aquello, sino que la persona tiene que decidir; quiero hacer esto con mi vida”.
“Me enteré por un aviso en el diario y me acerqué con la idea de que sería lo clásico del voluntariado: `voy a ser útil a los demás`. Después llegás a la conclusión de que la más beneficiada es una” comentó Lidia, una de las integrantes del grupo. Agregó: “Esta actividad te abre muchísimo, porque de pronto uno tenía el mito de que al viejo lo único que le quedaba era quedarse en su casa. Te das cuenta de que hay muchos prejuicios que uno mismo tiene, de que el viejo no es un enfermito, de que podemos abrirnos a otras carreras y somos capaces de compartir con pares y con más jóvenes.”

Fiel a su lugar de tesorera, Mabel, otra de las integrantes del grupo, aseguró que: “el trabajo que nosotros hacemos genera ganancias indirectas ocultas, porque al controlar la salud evitamos que se produzcan enfermedades derivadas de los malos hábitos”.

Además, comentó que la ayuda oficial del Gobierno de la Ciudad es escasa y que la mayoría de las actividades las sostienen con aportes personales desinteresados.
Dora Lisa se había ido a atender un día con el doctor Hadid cuando éste la invitó a sumarse al equipo y hoy es una de las profes del taller de movimiento, uno de los proyectos que concretó el grupo a partir de detectar la necesidad.

Una de las primeras actividades que hizo el grupo de Promotores fue lo que denominan las acciones en plazas y espacios públicos de la zona que consiste en la instalación de postas en distintos ámbitos una vez por mes donde se realizan diferentes actividades.
“En la primera posta se toman los datos personales: domicilio, teléfono, edad, si viven solos, si se hacen controles, etc. La segunda consiste en medir la estatura, peso, glucemia y presión. La tercera es una charla que damos nosotros junto al doctor y la última es una invitación a moverse junto a información que le entregamos donde está el cronograma de nuestras actividades”, explicó Susana, otra de las integrantes del equipo.

“El contacto con los promotores de salud en ese ratito en la plaza hace que cuando alguien del grupo llame para ver cómo han sido los hábitos desde el momento en el que se lo interrogó hasta el llamado, nueve de cada diez personas han adoptado los consejos porque se los transmitió su par”, recalcó el gerontólogo. Y continuó: “Entonces no se trata de escuchar al que sabe, sino al par que predica con el ejemplo, y nuestros promotores son especialistas en eso.”

El último miércoles de cada mes, el colectivo realiza una charla abierta a la comunidad con diferentes temas de interés.

“También vamos a las escuelas dos veces al año -comentó Mabel- y en el primer encuentro los mayores les enseñamos nuestras actividades a los chicos. Por ejemplo, un día hicimos una clase de seguridad vial”.
En el segundo encuentro en los colegios sucede a la inversa: son los chicos los que les enseñan sus juegos y actividades, por ejemplo, cómo usar la computadora. Además, cada año realizan talleres, algunos ya históricos como el de prevención de caídas y fracturas, y otros que se van sumando como consecuencia de las propuestas que los promotores realizan.

“Yo llegué al grupo por una compañera, me sumé a las actividades en las plazas y al taller de movimiento, pero además hoy coordino un taller de armonía, que es para agilizar la memoria”, explicó Gloria.
Una de las últimas en integrarse al grupo fue la médica geriatra Maya Sinjovich, que ingresó al Hospital hace tres años. “Cuando llegué a este colectivo fue una gran sorpresa porque yo venía de trabajar con la enfermedad y no tanto con la salud, y conocerlos me cambió completamente la óptica de trabajo”, aseguró. Y concluyó: “Uno descubre con la práctica algo que quizás se postula desde la teoría y es que la mayoría de los adultos mayores son sanos. Uno tiene el prejuicio de que casi todos tienen problemas de salud y no es así, y es importante trabajar sobre eso”.

El curso de formación de promotores se realizará los lunes y miércoles de 10.30 a 12 en la sede de la Unidad de Geriatría del Ramos Mejía, ubicado en Urquiza 609, y para solicitar información se puede llamar de 9 a 12 al 4127-0270.

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