UNA PresidenTA PERDIDA EN COLOMBIA
Ricardo Jorge Pareja / parejaricardo@hotmail.com
¿Le suena a título de una película, verdad?. Lo ayudo. “Un detective perdido en Nueva York”. De todas maneras, perdido por perdido, falta envido.
Ya tiene que haber hablado con Obama, La Señora. Y digo hablado, porque Obama se debe haber limitado a escuchar. Ya el lunes mismo, nos enteraremos a través de “Ella”, respecto a todo lo que le dijo, le insinuó, le prometió, y en lo que seguramente se cagará, como para seguir descolocándonos, que es en definitiva, el fin perseguido. También imagino, debe haber tenido algún encontronazo no oficial, con algún capo de las FARC. No se olvide que en nuestro país, si algo sobra es tierra, y las fronteras están abiertas a todos los hombres del mundo…también los de buena fe, así estos prefieran quedarse en su terruño, ¿comprende?. ¡Si; ya sé que antes era todo distinto, pero también sé que estamos viviendo el ahora, y no el antes!. Perdone.
Y deberemos quedarnos con la versión de La Señora, a quien de tanto mentir, ya nadie le cree un carajo. Ergo: nos quedaremos en pelotas, respecto a los términos y el resultado de la cumbre tan deseada y promocionada desde el periodismo funcional y no funcional.
No se deje guiar por los anticipos que le pueda brindar algún “destacado en el lugar”. Son rumores, como cantaba el inolvidable Antonio Prieto. Ud., me dice que no se acuerda de Antonio Prieto. Me rectifico entonces, y cambio el inolvidable por el intrascendente. Listo. Tampoco se deje influenciar por los desestabilizadores de siempre. ¿Qué carajo puede llegar a comprar en Cartagena La Señora que ya no tenga?.
Por otra parte, y como seguramente lo sabe, esto de las Cumbres, es lo más parecido al clásico cafecito que una vez por semana o al mes, se toma Ud., con sus amigos o amigas de siempre. O el almuerzo o la cena con las compañeritas o compañeritos del colegio primario o secundario quienes por lo general, le recuerdan que el tiempo también a Ud. le hizo “pelota”, así pretenda engrupirse cuando se mira al espejo del amor propio.