Page 15 - Noticiario Sur 12 2019
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NOTICIARIOSUR                                                                                                            CULTURA        15


             ACADÉMICO DE HONOR
         Oscar Héctor, una leyenda de las milongas porteñas


         Bailarín y organizador de milongas, comenzó a aprender a bailar tango frecuentando desde muy joven con su familia las milongas porteñas.
         Organizó su primera milonga en 1963 en el Palacio Rivadavia y en 1968 abrió también la de Estudiantes de Buenos Aires en Villa Devoto,
         donde se presentaron todas las grandes orquestas de la época además de actores, cantores y bailarines. El 16 de diciembre, en la Academia
         Nacional del Tango, fue reconocido como Académico de Honor, por su vasta trayectoria. También, la UNESCO junto a Pro Tango Argentina,
         lo nombrarán Embajador del Tango en el mundo.

            Durante veinte años fue el animador de la mítica  Rivas, Billy Cafaro con el “Pity, Pity”. Los tangueros
          milonga Glorias Argentinas. Creó el Día del Milon-  de esa generación se iban retirando o se casaban. En-
          guero (el 29 de septiembre) como homenaje a Car-  tonces junté a todos los viejos –los tramposos que sa-
          los Estévez “Petróleo” desde hace 26 años. Su propio  bían que había una milonga buena y se escapaban de
          espectáculo, Milonguísimo, se presenta en distintos  su casa– y a los nuevos que empezaban a enterarse. El
          escenarios porteños con la interpretación de parejas  éxito comenzó en el 64 y no paré más. Quince años
          de milongueros desde hace 15 años. 57 años organi-  ahí. Después vinieron a buscarme del club Estudian-
          zando milongas, 46 años de trayectoria radial y 7500  tes de Buenos Aires en Villa Devoto: diecinueve años.
          bailes.                                     Pero en el 73, 74 ya me costaba mantenerme, varias
            “Cuando tenía poco más de ocho años fui con mi  veces me fundí y otras tantas me levanté. Con el éxito
          familia a un baile en San Lorenzo en el que tocaba  de Tango Argentino en Europa empezaron a aparecer
          la orquesta de Alfredo de Angelis y cantaban Carlos  milongas en todos lados. Yo había sobrevivido porque
          Dante y Julio Martel. Un baile común, dos mil per-  era zorro viejo”.
          sonas. Seguimos yendo a otros lugares como Atlan-                                                  Fuente: Revista Ñ, Clarín, INCAA
          ta, donde tocaba Troilo y cantaba Edmundo Rivero,
          Floreal Ruiz con Francisco Rotundo, José Basso con
          Fiorentino. Y después frecuentamos las milongas con
          música grabada, donde se bailaba mejor que en los
          clubes con orquestas”.                        La vida es una milonga, de película
            Tenía alrededor de veinte años cuando comencé   La vida es una Milonga es una película hecha por un director milonguero. Decidido a organizar
          a pasar música en el club Palacio Rivadavia. Un lugar   una gran milonga, convoca a un gran experto en la materia, Oscar Héctor, un personaje que lleva
          de medio pelo, pero con el tiempo se armó una milon-  más de 56 años realizando estos bailes. Armar el equipo de trabajo, elegir el mejor lugar, y difun-
          ga impresionante. En esa época estaba La botica del   dir el evento son el desafío. Lejos de la postal acartonada y de los estereotipos del género, nos
          ángel con sus shows, Mau Mau para los bacanes y el   metemos en el lado B del Tango en la ciudad de Buenos Aires. Empujados por la pasión tanguera,
          Palacio Rivadavia como milonga.               acompañamos a nuestros protagonistas en el recorrido contra todos los impedimentos, modas,
            Yo bailo rock y lo bailo muy bien porque soy de esa   olvidos, preconceptos, para llevar adelante lo que más les gusta: la pista de baile, el encuentro,
          época. Pero fue fatal para el tango y el Club del Clan   los abrazos y la amistad, porque la vida, la vida es una milonga.
          terminó de defenestrar. Las orquestas de tango ya no
          llevaban gente, se escuchaba a Palito Ortega, Violeta





               Un libro que cuenta la historia de una radio comprometida
               con su tiempo. 18 años de comunicación provocadora que
               abre el juego de la participación creativa. La historia oculta
                                                                                                                                 299
               de Frecuencia Zero contada por sus protagonistas.
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